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Se suponía que esto era el futuro, una reseña

Dom, 2021/08/22 - 11:59

Juan Ignacio Pérez Iglesias, lector

Cuando vi por primera vez una imagen de la portada de este libro pensé “no puede ser, es amarillo”. “Es raro que algo de fuste merezca una cubierta amarilla”. Lo pueden comprobar, echen un vistazo a su biblioteca y verán que el amarillo es uno de los colores más escasos. No es que esté por completo ausente, en nuestra biblioteca hay algunos, pero son raros; no hay más de tres de cada cien libros que tengan el lomo de ese color, y menos aún los que lo sean enteramente.

Cuando compramos “Se suponía que esto era el futuro” y lo abrimos, nos dimos cuenta, sin embargo, de que el color de la portada encajaba con el tratamiento que la editorial había querido dar a la maqueta. El uso del color en este libro es espectacular; juega un papel fundamental en la presentación porque ayuda a definir espacios y secciones, y a poner el foco en los conceptos clave que se tratan a lo largo del texto.

El libro de Alvy y Wicho es tan denso de contenido como ligero en su presentación y lectura. Está lleno de nociones e ideas, algunas ciertamente complejas, pero tratadas con un lenguaje que permite hacerlas accesibles a personas de muy diferente nivel de formación y contexto cultural. A quienes tengan por costumbre leer el blog Microsiervos, no les resultará nueva la forma de tratar los temas. A quienes no conozcan el blog o no acostumbren a leerlo, seguramente sí. Por resumir, Alvy y Wicho llevan lustros haciendo comprensibles y amenos conceptos que, de suyo, no lo son. Tras tanto adiestramiento, se nota que dominan el arte de la anotación breve, un difícil arte. Esto, en lo que a la forma se refiere.

Y si nos vamos al fondo, lo que tenemos son una pléyade de nociones de ciencia y, sobre todo, tecnología, esenciales para hacernos una idea cabal de a dónde nos han conducido los avances habidos durante el último medio siglo, aproximadamente, en áreas tales como informática, telecomunicaciones, exploración espacial, y otras relacionadas (o no tanto). Los autores son escépticos, y eso tiene reflejo en la forma en que tratan los temas y también en algunos de sus contenidos. Y dedican algunos apartados a desmontar mitos muy arraigados. El libro es, en cierto sentido, un destilado asequible de cultura tecnológica contemporánea. Y para quienes -como quien suscribe- el futuro siempre resultó una quimera inalcanzable, una valiosa guía para orientarme por sus vericuetos extraños.

Una última observación: me parece un libro muy útil para personal docente de enseñanza primaria y secundaria obligatoria, y también para padres y madres de criaturas y adolescentes; mucho de lo que se trata en este libro debería transmitírseles a los chicos y chicas que se desenvuelven con aparente (a la par que engañosa) normalidad en un entorno cuyos recovecos, con sus sombras y sus luces pueden ofrecer, más que una vista fiel de la realidad, un caleidoscopio de espejismos. Mejor incluso: regálenles el libro.

Post scriptum: Después de leer “Se suponía que esto era el futuro” he llegado a la conclusión de que solo podía tener cubierta amarilla.

Ficha:

Autor: Álvaro «Alvy» Ibáñez  & Javier «Wicho» Pedreira

Título:  Se suponía que esto era el futuro

Año: 2021

Editorial: Montena

 

En Editoralia personas lectoras, autoras o editoras presentan libros que por su atractivo, novedad o impacto (personal o general) pueden ser de interés o utilidad para los lectores del Cuaderno de Cultura Científica.

El artículo Se suponía que esto era el futuro, una reseña se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Recuperación de fauna en la ría de Bilbao

Sáb, 2021/08/21 - 11:59

Bizkaia tuvo un enorme desarrollo económico, tecnológico y social en la segunda mitad del siglo el siglo XIX, y alcanzó su máximo esplendor a finales de ese siglo y a principios del siglo XX. Este desarrollo fue consecuencia de la confluencia de varios factores, entre los que se encontraba la explotación eficiente de los recursos minerales del territorio. La industrialización asociada en el entorno de la ría del Nervión supuso un impacto ecológico enorme en el que solo las especies animales muy resistentes a la contaminación podían subsistir. Eso ha cambiado tal y como se muestra en este vídeo. El vídeo forma parte del proyecto «La Ría del Nervión a la vista de las ciencias y las tecnologías».

 

Edición realizada por César Tomé López

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Claves del éxito invasor de especies vegetales en Europa

Vie, 2021/08/20 - 11:59

La fecha de introducción y el origen geográfico determinan en gran medida la abundancia, extensión geográfica y amplitud ecológica de las plantas invasoras; y sus características biológicas, ligadas a un crecimiento rápido, juegan un importante papel en ese éxito. Estas tres dimensiones biológicas (abundancia, extensión geográfica y amplitud ecológica) son fundamentales para entender el éxito de esas especies invasoras.

Esta es una de las conclusiones principales de un estudio internacional en el que ha participado Idoia Biurrun, profesora del Departamento de Biología Vegetal y Ecología, de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, aportando datos de la presencia y abundancia de plantas exóticas en comunidades vegetales del norte de la Península Ibérica, así como colaborando en la interpretación de los resultados del estudio. Estos datos, combinados con datos de toda Europa, han sido imprescindibles para calcular el éxito de cada especie exótica en las tres dimensiones: abundancia local, extensión geográfica y amplitud ecológica. Este marco tridimensional mejorará nuestros conocimientos sobre la dinámica de la distribución de las plantas y, por tanto, ayudará a anticipar y gestionar futuras invasiones.

Cortaderia selloana, Fuente: Wikimedia Commons

Las plantas exóticas son aquellas que crecen lejos de su hábitat natural, tras haber sido introducidas en estos nuevos territorios gracias a la acción humana. Las que son capaces de establecerse en estos nuevos ambientes y mantener poblaciones capaces de reproducirse son las especies naturalizadas, y algunas de ellas se vuelven invasoras y pueden producir graves impactos ecológicos y socioeconómicos. Como comenta Idoia Biurrun, son bien conocidos en nuestro ámbito el carrizo de la pampa (Cortaderia selloana) o el bambú japonés (Reynoutria japonica). No todas las especies introducidas tienen la misma “invasividad”, concepto que expresa el éxito o la efectividad a la hora de invadir nuevos hábitats. En consecuencia, un equipo internacional de científicos encabezados por el profesor Mark van Kleunen, experto en invasiones biológicas mundialmente reconocido, ha investigado los diferentes tipos de “invasividad”, así como los potenciales factores que la determinan en las especies introducidas en Europa.

Se investigaron estas tres dimensiones (abundancia local, extensión geográfica y amplitud ecológica) en el ámbito continental europeo para una gran proporción de la flora, tanto nativa como exótica. La introducción temprana en Europa y la capacidad de crecer rápido son características comunes de muchos “super invasores”. Estos descubrimientos mejoran nuestro conocimiento sobre la distribución de las especies vegetales –tanto invasoras como nativas– y pueden ayudar a una mejor predicción y gestión de futuras invasiones.

¿Son todas las especies exóticas igualmente invasoras?

Los expertos en el campo de la ecología son cada vez más conscientes de que el término “invasor” no describe una única propiedad. Existen diferentes características en la distribución de las especies que nos informan sobre su posible carácter invasor. Con el objetivo de conocer más sobre las diferentes vías que pueden seguir las especies introducidas para hacerse invasoras, los autores han combinado dos grandes bases de datos: la base de datos global sobre flora exótica naturalizada (the Global Naturalized Alien Flora –GloNAF-) y la base de datos europea de vegetación (European Vegetation Archive –EVA-).

El estudio partía de la premisa de que estas dimensiones deberían estar relacionadas en las plantas exóticas, tal y como lo están en las distribuciones nativas. Después de todo, las especies exóticas en un lugar son nativas en algún otro lugar. El estudio demostró que las asociaciones entre las tres dimensiones (abundancia local, extensión geográfica, amplitud ecológica) de las especies exóticas que son invasoras en Europa siguen el mismo patrón que la flora nativa europea: las plantas que tienen éxito en una de las dimensiones también tienden a tenerlo en las otras.

A pesar de las similitudes entre plantas nativas y exóticas en sus patrones de asociación, existe una diferencia decisiva entre ambos grupos: a diferencia de las plantas nativas, las invasoras no evolucionaron en los hábitats invadidos en los que se han introducido recientemente. Por ello, los autores del estudio se propusieron como segundo objetivo identificar los condicionantes o factores clave para el éxito de la invasión en cada una de las tres dimensiones, independientemente de que las tres dimensiones puedan estar relacionadas.

Descubrieron que las plantas que tienen valores altos en las tres dimensiones tienden a proceder de otros continentes, como Asia o América, mientras que las plantas que se han introducido desde otras partes de Europa no suelen tener gran éxito como especies invasoras. Además, los “super-invasores” extra europeos a menudo tienen propiedades biológicas que les ayudan a crecer rápido, a cambio de mecanismos de defensa menos desarrollados. Estos resultados apoyan la hipótesis conocida como enemy release hypothesis, que se podría traducir como “hipótesis del escape de los enemigos”. La idea es que las especies invasoras, cuando invaden nuevos territorios, dejan atrás muchos de sus patógenos, herbívoros y competidores, con los que evolucionaron en sus hábitats nativos. Ello les permite “crecer fuera de control”, y este efecto puede ser aún más pronunciado cuando en el proceso de invasión se han cruzado fronteras continentales, tales como océanos o grandes cordilleras.

El equipo científico también encontró excepciones a la regla antes mencionada por el que las plantas con éxito en una dimensión de la invasión también lo tienen en las otras dimensiones, e identificaron algunas causas posibles para estas excepciones. Por ejemplo, cuanto más reciente es la fecha de introducción, más probable es que la planta invasora no cumpla esta regla. Ello se debe a que estas plantas son nuevas en el territorio, y todavía no han desarrollado su potencial. Ello implica que nos debemos de preocupar por las plantas invasoras que tienen éxito en una única dimensión pero son de introducción reciente, pues es bastante probable que se expandan también en las otras dimensiones. Por consiguiente, este marco de las “dimensiones de la invasividad” no solo es una herramienta eficaz para explicar los actuales patrones de naturalización y mejorar nuestro entendimiento sobre la dinámica de la distribución de las especies, también nos puede ayudar a anticipar futuras invasiones y desarrollar estrategias de gestión individualizadas para un mejor control de las plantas invasoras.

Referencia:

Fristoe TS, Chytrý M, Dawson W, Essl F, Heleno R, Kreft H, Maurel N, Pergl J, Pyšek P, Seebens H, Weigelt P, Vargas P, Yang Q, Attorre F, Bergmeier E, Bernhardt-Römermann M, Biurrun I, et al. (2021) Dimensions of invasiveness: Links between local abundance, geographic range size, and habitat breadth in Europe’s alien and native floras PNAS doi: 10.1073/pnas.2021173118

 

Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa

 

El artículo Claves del éxito invasor de especies vegetales en Europa se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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El misterio del suelo número 726 y la búsqueda de vida en Marte

Jue, 2021/08/19 - 11:59

César Menor-Salván

Imagen tomada por el módulo de aterrizaje de la sonda Viking 2 que muestra la Utopia Planitia en Marte. Fuente: NASA

 

El 20 de julio se cumplía el 45 aniversario del aterrizaje en Marte de la histórica misión Viking. Días después, fallecía Gilbert Levin, uno de los investigadores principales de la misión. A pesar del tiempo transcurrido, y (en mi caso) de modo muy tangencial, aún pudimos participar en la discusión de uno de los aspectos más polémicos de la misión: las evidencias de vida en Marte. Esta es la historia.

Hacia 2007, en el Centro de Astrobiología de Madrid estábamos iniciando una línea de investigación sobre los restos moleculares que los seres vivos dejan en materiales geológicos (biofirmas orgánicas o biomarcadores). Acabábamos también de proponer instrumentación para estudiar la composición orgánica de Titán y Encelado, que viajaría en la futura misión TandEM.

Nuestro trabajo llamó la atención de Christopher McKay, del Centro de Investigación Ames de la NASA, quien nos envió una muestra del suelo número 726. Era el último coletazo de 30 años de discusión científica sobre los resultados de la misión Viking a Marte.

La misión Viking constaba de dos naves, cada una de ellas formada por un orbitador y un aterrizador (lander). Viking 1 aterrizó en Marte el 20 de Julio de 1976 en Chryse Planitia. Viking 2 lo hizo el 3 de septiembre en Utopia Planitia, al otro lado del planeta. Los landers transmitieron datos hasta noviembre de 1982. Los objetivos de la misión eran obtener imágenes, datos ambientales, geofísicos y de composición de la atmósfera y suelo. También intentaba responder a la gran pregunta: ¿hay o hubo vida en Marte?

Modelo a tamaño real del aterrizador Viking, situado en el Centro de Astrobiología. Se observa el brazo para toma de muestras de suelo. Foto: Jorge Pla García

Viking en busca de vida

Los Viking realizaron, entre otros, dos experimentos:

  • El experimento LR (labeled release o radiorespirometría), desarrollado por los equipos de Harold Klein, director del Equipo de Biología, y Gilbert Levin.
  • El experimento de análisis molecular (molecular analisis experiment), usando el instrumento GCMS, desarrollado por el químico del MIT Klaus Biemann.

Para el experimento LR, se incubó suelo con nutrientes orgánicos marcados con carbono-14, midiéndose la emisión de CO₂ radiactivo, lo que sugeriría la presencia de actividad metabólica.

El objetivo del instrumento GCMS era identificar compuestos orgánicos presentes en el suelo o el aire. Para el análisis, una muestra de suelo se calentaba a alta temperatura, para volatilizar posibles compuestos orgánicos. Los compuestos orgánicos volatilizados entrarían en el analizador para identificarlos.

El método es intuitivo: si calentamos cualquier muestra de suelo a temperatura elevada, emitirá compuestos orgánicos procedentes de la vida microscópica y restos vegetales presentes en el suelo. En la Tierra, ni siquiera es necesario calentar, pues el petricor, que hace tan agradables las tormentas veraniegas, ya es un biomarcador.

En Marte, el experimento LR dio un resultado positivo. Sin embargo, el instrumento GCMS no detectó ningún compuesto orgánico en el suelo marciano. ¿Qué significaba? ¿Había vida en el suelo, pero no se podían detectar sus componentes? ¿Acaso no había vida y el resultado se debía a un efecto químico?

El suelo número 726

Los datos de la misión Viking no respondían a la pregunta sobre si había vida en Marte, pero tampoco lo negaban. Más bien abrían nuevas cuestiones. Antes del lanzamiento de la misión, los instrumentos se probaron con diversos tipos de suelos, para obtener una librería de referencia que ayudara a interpretar los datos de Marte.

El equipo de Gil Levin realizó los experimentos con el suelo 726. Este fue recogido en 1966 en la Antártida, en un remoto nunatak llamado Coalsack Bluff, en las montañas Transantárticas. En las pruebas, el suelo 726 daba un resultado similar al del suelo marciano: positivo en el experimento LR y ningún compuesto orgánico detectado con el instrumento GCMS.

El suelo 726 contenía trazas de partículas de carbón y kerógeno, un material de origen biológico común en las rocas. ¿Significaba esto que en Marte había algo de vida? ¿Por qué el GCMS no podía detectar compuestos orgánicos en el suelo 726? ¿Era debido a que el diseño del instrumento no era adecuado? Había que discutirlo, ya que no podemos permitirnos enviar un instrumento cuestionable para detectar huellas de vida.

Para Levin, los datos de Viking sugerían la presencia de vida. Para otros, el resultado del experimento LR era explicable si el suelo es químicamente oxidante. Se discutió la capacidad del instrumento GCMS para detectar pequeñas cantidades de componentes orgánicos.

Se planteó que el problema no era el instrumento, un prodigio técnico, sino que el tratamiento de la muestra no era adecuado para la misión. Tal como estaba diseñado, solo podría detectar ciertos compuestos orgánicos presentes en una cantidad elevada. Por ello, McKay nos envió muestras del suelo 726 a varios implicados en el estudio de biomarcadores. El objetivo era comprobar si podían verse componentes orgánicos en el suelo, y decidir si el tratamiento de muestra del Viking era adecuado o no.

Aspecto del suelo 726 a simple vista y bajo el microscopio. Está formado por minerales de origen volcánico, como olivinos y diópsido. Foto: César Menor-Salván

Perclorato y la esterilidad del suelo de Marte

La discusión terminó en 2008, cuando el Phoenix Mars Lander descubrió perclorato en el suelo de Marte. Una explicación a los resultados de la Viking era el carácter oxidante del suelo. Las sales de perclorato son oxidantes y se descomponen formando hipoclorito (lejía), entre otras cosas, debido a la radiación que asola la superficie marciana. La combinación de oxidantes y radiación sugería que el suelo marciano es estéril e incompatible con la materia orgánica.

Así, la superficie no es el lugar idóneo para buscar vida o biomarcadores. Aun en el caso de que los hubiera en el suelo, estables gracias a la baja temperatura y sequedad del planeta, en el momento en el que se intentaran analizar serían destruidos por el perclorato. Por ello, Viking no podía identificar huellas de vida en ningún caso. Había que cambiar de estrategia: buscar huellas de vida en el subsuelo o atrapadas en arcillas, así como evidencias indirectas a través del estudio de minerales y rocas.

Materia orgánica extraída de 100 g de suelo 726 en nuestro laboratorio. La masa marronácea contiene hidrocarburos, biofirmas de bacterias y plantas y contaminantes de origen humano. Foto: César Menor-Salván

¿Y el suelo 726? Sí, contenía biomarcadores. McKay y sus colaboradores tenían razón: el experimento de análisis molecular, tal como estaba configurado en la Viking, no tenía sensibilidad suficiente, aunque ya daba igual. Ahora sabemos que los experimentos de Viking se diseñaron bajo una perspectiva demasiado geocéntrica. Se necesitaba otro enfoque, que se aplica en los rovers Curiosity y Perseverance.

Un instrumento similar al GCMS de Viking, sin embargo, puede ser importante en la exploración de otros lugares, como Europa o Titán, donde los compuestos orgánicos son claves. Será fascinante ver los datos de las misiones en curso y futuras.The Conversation

Sobre el autor: César Menor-Salván es profesor ayudante doctor de bioquímica y astrobiología en el Departamento de Biología de Sistemas de la Universidad de Alcalá

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículol original.

El artículo El misterio del suelo número 726 y la búsqueda de vida en Marte se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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La ley de Stigler… o de Merton, ¿o quizás de Boyer?

Mié, 2021/08/18 - 11:59

 

El matemático Stephen Mack Stigler (1941) es profesor emérito de la Universidad de Chicago. Especialista en estadística, su investigación se ha centrado en la historia de esta disciplina y en la teoría de estimadores robustos.

Stephen Mack Stigler, Robert King Merton y Carl Benjamin Boyer.

 

Es muy conocido por la llamada ley de Stigler, un axioma que formuló en 1980 y que puede enunciarse del siguiente modo:

«Ningún descubrimiento científico recibe el nombre de quien lo descubrió en primer lugar».

En el artículo Stigler’s law of eponymy, Stephen Mack Stigler comienza hablando del sociólogo Robert King Merton (1910-2003) quien, según afirma el matemático, es el verdadero creador de “su ley”, la ley de Stigler.

Pero empecemos por el principio. En 1968 Merton analizó el fenómeno que denominó efecto Mateo en su artículo The Matthew Effect in Science. En este ensayo, el sociólogo estudiaba cómo los científicos de mayor prestigio reciben a menudo un crédito excesivo por sus contribuciones, mientras que aquellos menos conocidos obtienen menor reconocimiento por sus descubrimientos o avances en investigación.

Merton comenzó a pensar en este efecto a raíz de su artículo Resistance to the Systematic Study of Multiple Discoveries in Scienceen el que analizaba las posibles explicaciones del fenómeno de «descubrimiento simultáneo» por el que dos o más científicos logran un descubrimiento idéntico, aproximadamente al mismo tiempo y de manera independiente. El sociólogo argumentaba que, en general, el investigador más famoso consigue el crédito de ese avance en investigación, independientemente de quién fue el primero o de la importancia real de la contribución en comparación con la de la otra persona. Merton lo denominó efecto Mateo en referencia al versículo de la Biblia (Evangelio de Mateo 25:29) que dice: «Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene».

En 1979 se invitó a Stigler a contribuir con un artículo en un libro en homenaje a Merton. El matemático conocía su trabajo sobre el efecto Mateo y el término de profecía autocumplida también acuñada por el sociólogo. Y decidió escribir un texto incorporando ambos conceptos: Stigler’s law of eponymy. Con este título confirmaba, además, que los nombres de los hallazgos o invenciones no suelen ser los de sus creadores…

Algunos ejemplos de la ley de Stigler en matemáticas

Algunos ejemplos de la ley de Stigler en ciencia

Nota 1

En 1972, casi de manera simultánea a Merton, el matemático Hubert Kennedy (1931) acuñó el nombre de ley de Boyer en su artículo Who Discovered Boyer’s Law?. Esta ley afirma que:

«Las fórmulas y teoremas matemáticos generalmente no reciben el nombre de sus descubridores originales».

Es prácticamente la ley de ley de Stigler. ¿Y quién es Boyer? Es el historiador de las matemáticas Carl Benjamin Boyer (1906-1976) quien, en su libro A History of Mathematics (1968), daba algún ejemplo de este fenómeno descrito por Kennedy. Tras hablar de las llamadas series de Maclaurin y de cómo otros autores habían hablado antes de ellas, Boyer comentaba en su libro: «Clío, la musa de la historia, ¡es a menudo voluble al asignar nombres a los teoremas!». Por este motivo Boyer forma parte del título de esta entrada.

Nota 2

El efecto Matilda alude a la discriminación sistemática que han sufrido las mujeres en el ámbito de la ciencia. Recibe este nombre por la activista Matilda Joslyn Gage quien fue la primera persona en hacerse eco de este fenómeno.

La socióloga Harriet Zuckermann sufrió este efecto: sus investigaciones fueron cruciales para que Merton reconociera, describiera y definiera el efecto Mateo en The Matthew Effect in Science, sin citar a la científica excepto en algún pie de página. Ya lo decía Mateo: «Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene».

Recomiendo el artículo de Uxune Martinez Mujer, ciencia y discriminación: del efecto Mateo a Matildapara saber más del tema.

Referencias:

[1] Karl Smallwood, Stigler and “his” law of eponymy, Today I found out,17 febrero 2016

[2] Richard H. Williams and Roy D. Mazzagatti, Mathematical Firsts—Who Done It?, Mathematics Teacher 79 (5) (1986) 387-391

[3] Wikipedia, ley de Stigler

[4] List of examples of Stigler’s law

Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad

El artículo La ley de Stigler… o de Merton, ¿o quizás de Boyer? se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Después del hierro

Mar, 2021/08/17 - 11:59
Reproducción de una espada de hierro/acero de la Cultura de La Tène (alrededor de 450 a.e.c.), realizada por Arma Epona Smithy (República Checa).  Fuente: Etsy

A finales del segundo milenio a.e.c. en Asia Menor tuvo lugar una revolución en la metalurgia que condujo a importantes cambios en la distribución del poder y la riqueza, a la adopción de nuevas herramientas por parte de los agricultores y de nuevas armas para los soldados. Esta revolución fue fue el desarrollo de un proceso aparentemente simple: extraer mineral de hierro del suelo y calentarlo a temperaturas tan altas que el hierro purificado se podía trabajar con el yunque y el martillo.

Después de milenios de herramientas y armas de bronce, que eran difíciles de fabricar y, por tanto, caras y destinadas a la aristocracia, el hierro señaló el paso de buena parte del poder al comerciante y al agricultor de clase media del primer milenio a.e.c. La difusión de la alfabetización y la acuñación de moneda fueron otros factores que también contribuyeron a esta redistribución de la influencia y el poder económicos y sociales en detrimento de la antigua aristocracia terrateniente. Y entonces, cada vez más, la filosofía y la ciencia se convirtieron en una actividad en la que otros, además de unos pocos privilegiados, podían participar.

Los primeros usuarios del hierro fueron los hititas del este de Anatolia, que dependían de la experiencia de los armenios para trabajar el hierro. Al parecer, este pueblo había descubierto los medios para calentar el hierro de la misma manera que se calienta el cobre para expulsar las impurezas; el herrero podía entonces martillar el hierro forjado para darle forma. Sin embargo, el hierro forjado no era útil como arma y tenía un uso esencialmente decorativo. Los egipcios, que tomaron prestado el uso del hierro de los hititas, al principio usaando hierro procedente de meteoros, el «hierro del cielo», empleaban hierro forjado.

El acero es un conjunto de aleaciones que contienen fundamentalmente hierro con distintas proporciones de carbono (hasta el 1,7 %) y, en ocasiones, pequeñas cantidades de otros elementos como manganeso, silicio, cromo, molibdeno o níquel. El proceso de convertir el hierro en acero probablemente ocurrió por primera vez hacia el final del segundo milenio a.e.c. en Anatolia. Este nuevo proceso implicaba el uso de la fragua y los fuelles. El carbón se hacía arder en un recinto semicerrado, la fragua, donde se insuflaba oxígeno con los fuelles, hasta que se alcanzaban temperaturas extremas, más de 1.100 grados Celsius. A estas temperaturas el hierro se fundía hasta un punto en el que se eliminaban las impurezas e incorporaba una pequeña proporción de carbono.

Los primeros pueblos que utilizaron armas de hierro con filo de acero —los hititas de Turquía, los dorios que invadieron Grecia y destruyeron la civilización micénica y los pueblos del mar, como los filisteos que se expandieron por el Mediterráneo oriental arrasando y conquistando— no destacaban precisamente por sus avances culturales. Sin embargo, estos pueblos aparentemente primitivos conquistaron pueblos mucho más sofisticados que todavía usaban armas de bronce.

A partir del 1000 a.e.c., en la región mediterránea, los guerreros que podían elegir escogían armas de hierro. Durante el primer milenio a.e.c. todavía se usaron armas de bronce, pero lo hacían los perdedores.

Espadas celtíberas cortas con antenas atrofiadas procedentes de las necrópolis de «La Osera» y «Cardeñosa», ambas en la provincia de Ávila (España). Pertenecen a la Cultura de las Cogotas-II (alrededor del 400 a.e.c.). Ilustración de Juan Cabré Aguiló (1931): «Tipología del puñal en la cultura de Las Cogotas». Archivo Español de Arqueología, Madrid

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

El artículo Después del hierro se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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La clave ecológica en el uso de herramientas en aves

Lun, 2021/08/16 - 11:59

Más de dos décadas de estudio sobre el uso de herramientas en aves apuntan al papel determinante de los factores ecológicos en el desarrollo de esta habilidad.

Hoy sabemos que el uso de herramientas, antiguamente atribuido exclusivamente al ser humano, está presente en multitud de taxones y no es necesariamente un indicativo de una notable capacidad cognitiva. Muchos animales simplemente repiten ciertos mecanismos de manera instintiva, automatizada e invariable.

Un grupo de creciente interés en este ámbito es el de las aves. Se sabe que varias familias de aves, como los córvidos o los loros, tienen una elevada capacidad cognitiva y la evolución les ha hecho más capaces de observar e interaccionar con su entorno de manera flexible e inteligente. Sin embargo, pese a la abundancia de especies dentro de estas familias notables de aves, los casos de uso habitual de herramientas en su entorno natural son escasos.

https://culturacientifica.com/app/uploads/2021/07/Uso-Herramientas-Aves1.mov

Vídeo: Las aves y el uso de herramientas. (Animación: Alberto Molina Serrano)

Los cuervos de Nueva Caledonia (Corvus moneduloides), los cuervos hawaianos (Corvus hawaiiensis) o el pinzón de Darwin carpintero (Camarhynchus pallidus) comparten un factor importante, el entorno. Tanto Nueva Caledonia, Hawaii o las Galápagos (los lugares de origen de las tres especies, respectivamente) son entornos aislados, donde (hasta la llegada del ser humano) los depredadores eran escasos o inexistentes y donde tampoco abundaban las fuentes fáciles de alimento. La escasez de competencia en estos entornos dejaba disponibles ciertos nichos de alimentación de difícil acceso (frutos con pinchos, larvas de insectos escondidas en la corteza de los árboles, etc.). La necesidad de alimentarse, unida a la tranquilidad y el tiempo disponible por no tener que escapar de depredadores, permitió a estas aves explorar, innovar y finalmente, perfeccionar el uso de herramientas para sobrevivir.

Se sabe que, aunque ciertos animales no utilicen herramientas en su hábitat, poseen la capacidad fisiológica y cognitiva para hacerlo. El ejemplo más notable se llamaba «Fígaro», una cacatúa de las Tanimbar (Cacatua goffiniana), especie que en la naturaleza no había sido observada nunca utilizando herramientas, alojada en el Messerli – Research Institute en Viena, que improvisó una herramienta de madera para alcanzar una piedra que había caído fuera de su jaula. El resto de cacatúas del centro aprendieron rápidamente, inicialmente por observación e imitación, pero pronto experimentando y modificando el mecanismo. Otro suceso notable lo protagonizó un ejemplar de la misma especie, esta vez perteneciente a una población invasora establecida en Singapur, que fue observado utilizando ramitas para agujerear un coco y alimentarse de su interior.

El creciente número de estudios y observaciones de estos comportamientos en aves parecen subrayar la importancia de las condiciones ecológicas como condicionantes del uso de herramientas.

Referencias consultadas:

Osuna-Mascaró y Auersperg, (2018). On the brink to tool use? Object combinations during foraging in a feral Goffin’s cockatoo (Cacatua goffiniana) may result in rewarding tool innovations. Animal Behavior and Cognition, 5(2), 229–234. DOI: 10.26451/abc.05.02.05.2018

Autor: Alberto Molina Serrano (@alb_molinas), alumno del Postgrado de Ilustración Científica de la UPV/EHU – curso 2019/20

Artículo original: Sobre el origen del uso de herramientas en aves. Antonio J. Osuna Mascaró, Cuaderno de Cultura Científica, 24 de junio de 2017.

Ilustrando ciencia” es uno de los proyectos integrados dentro de la asignatura Comunicación Científica del Postgrado de Ilustración Científica de la Universidad del País Vasco. Tomando como referencia un artículo de divulgación, los ilustradores confeccionan una nueva versión con un eje central, la ilustración.

El artículo La clave ecológica en el uso de herramientas en aves se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Hormigas que esclavizan hormigas

Dom, 2021/08/15 - 11:59
La cara de un esclavista. Cabeza de un individuo de Harpagoxenus sublaevis, una de las especies estudiadas. Fuente: AntWeb

Las llamamos, con toda propiedad, esclavistas. Las esclavas no son de su misma especie, sino de otra muy próxima desde el punto de vista biológico. Esclavizan a sus parientes genéticos, por así decir. Algunas hormigas esclavistas capturan obreras de la especie a la que esclavizan y las llevan a su colonia para que trabajen para ellas: atienden a sus crías, les ayudan a defenderse, buscan alimento para ellas y mantienen limpias las colonias. Lo más frecuente es que capturen los ejemplares en estados muy tempranos de desarrollo, en forma de larvas o pupas; las llevan a su colonia y, una vez se convierten en hormigas obreras, empiezan a trabajar para sus dueñas. Pero en algunas especies capturan trabajadoras adultas.

La emergencia de la eusocialidad en las hormigas, esto es, el desarrollo de sociedades complejas, con castas de individuos que desempeñan diferentes tareas (trabajo, reproducción, defensa) y que cooperan para mantener una colonia y sacar adelante a la prole, vino acompañado por una multiplicación de los genes que codifican las moléculas quimiorreceptoras, tanto del olor como del sabor; ello da muestra de la gran importancia que tiene la comunicación química en estas especies. Por eso, tiene especial interés el hecho de que las obreras de hormigas esclavistas sean capaces de reproducirse. Podría decirse que han recuperado ese rasgo, lo que se atribuye a la pérdida de la capacidad para percibir y responder a las feromonas de la hormiga reina que inhiben la actividad reproductora.

En un estudio reciente han secuenciado el genoma de ocho especies de hormigas, tres parásitas, sus tres especies parasitadas y dos especies no parasitadas, para averiguar si en esas tres especies parásitas se habían perdido quimiorreceptores. Y lo que han encontrado es que las parásitas tenían la mitad de los receptores del gusto que las otras cinco especies y tres cuartas partes de los del olfato. En otras palabras, en esas especies se ha perdido la capacidad gustativa en un 50% y la olfativa en un 25%. Son capaces, por tanto, de identificar por esas vías muchas menos sustancias que las que identifican las parasitadas y las dos que no son ni parásitas ni parasitadas.

La pérdida de los receptores gustativos se atribuye a que esas especies ya no buscan alimento, porque lo hacen por ellas -y a sus órdenes- las parasitadas y, por lo tanto, no necesitan recibir y decodificar tanta información por esa vía. Y la desaparición de receptores olfativos se atribuye, en parte al menos, a la pérdida o atenuación de la condición eusocial en esas especies. Es perfectamente lógico que, de la misma forma que la eusocialidad vino acompañada por una multiplicación de los quimiorreceptores, la pérdida de parte de estos conlleve igualmente una atenuación de esa condición tan especial.

Muchos de los genes del olfato perdidos por las especies parásitas son comunes a las tres estudiadas. Se trata, por lo tanto, de lo que los biólogos denominamos una convergencia, pues la pérdida de los genes en cuestión se ha producido de forma independiente en esas especies. Y dado que es muy improbable que tales cosas ocurran por casualidad, la consecuencia que se extrae es que se trata de una pérdida ventajosa, una de la que decimos que es de alto valor adaptativo, probablemente porque producirlos y mantenerlos conlleva un coste que no se ve compensado por una ganancia equivalente.

La metáfora resulta sugerente: en las hormigas, la adopción del esclavismo conlleva la atenuación o pérdida de la eusocialidad y de las capacidades sensoriales que la posibilitan. La evolución no sigue ninguna flecha temporal; la historia humana seguramente tampoco.

Fuente:

Jongepier E. et al (2021): Convergent loss of chemoreceptors across independent origins of slave-making in ants. bioRxiv 2021.05.11.443570. doi: 10.1101/2021.05.11.443570

 

Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

El artículo Hormigas que esclavizan hormigas se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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El Puente Bizkaia, icono de la era industrial

Sáb, 2021/08/14 - 11:59
Foto: jarnogz / 123rf

Bizkaia tuvo un enorme desarrollo económico, tecnológico y social en la segunda mitad del siglo el siglo XIX, y alcanzó su máximo esplendor a finales de ese siglo y a principios del siglo XX. Este desarrollo fue consecuencia de la confluencia de varios factores, entre los que se encontraba la explotación eficiente de los recursos minerales del territorio. Clave en esta explotación estuvo el uso de la ría del Nervión como medio de transporte. El crecimiento en habitantes e instalaciones en sus márgenes llevó a la necesidad de construir sistemas que permitieran pasar personas y mercancías de una margen a la otra. Ahí surge la idea del puente Bizkaia en 1888. El Puente de Bizkaia está reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En este vídeo se recogen los hitos más importantes en la construcción del Puente de Bizkaia actual, así como algunas de sus características estructurales. El vídeo forma parte del proyecto «La Ría del Nervión a la vista de las ciencias y las tecnologías».

Edición realizada por César Tomé López

El artículo El Puente Bizkaia, icono de la era industrial se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Más del 80 % de los varones del País Vasco desciende de antepasados varones que llegaron a la zona en la Edad del Bronce

Vie, 2021/08/13 - 11:59
El cromosoma Y (derecha) es más pequeño que el cromosoma X. Fuente: Clark, A. The vital Y chromosome. Nature 508, 463–464 (2014). https://doi.org/10.1038/508463a

Más del 80 % de los varones del País Vasco desciende de antepasados varones que llegaron a la zona hace 4.500 años, en la Edad del Bronce.

Los cromosomas son las estructuras que contienen la mayor parte del material genético de cada individuo. El cromosoma Y es un cromosoma que solo está presente en los varones. “Se transmite únicamente de padres a hijos varones y se trata de un marcador de linaje patrilineal que nos permite seguir la evolución de la población”, explica Marian M. de Pancorbo, investigadora del grupo BIOMICs de la UPV/EHU.

Además, “el cromosoma Y tiene ciertas variantes que surgen en un individuo y a partir de él pasan a sus descendientes porque se mantienen muy estables a lo largo de las generaciones. Es el caso de la variante R-S116 en la población del País Vasco, marca característica de más del 80 % de los varones vascos”, explica. “El objetivo de este trabajo, realizado en colaboración con el personal investigador de la Universidad de Santiago de Compostela y de la Escuela Universitaria de Colorado, ha sido realizar un cálculo ajustado para conocer cuándo puede haber surgido esa variante del cromosoma Y centrándonos únicamente en la población del País Vasco”, añade la catedrática de Biología Celular de la UPV/EHU.

“Para ello se ha analizado un grupo de individuos con la variante característica R-S116 tanto en Álava (75 %), Guipúzcoa (86,7 %) y Vizcaya (87,3 %), y a través de ciertas fórmulas estadísticas en las cuales se tienen en cuenta la tasa de mutación y el tiempo que transcurre de una generación a la siguiente, se calcula el tiempo hasta el ancestro común más reciente”, cuenta Martínez Pancorbo. “El tiempo que transcurre de una generación a otra es muy variable, de ahí que los cálculos de la antigüedad sean orientativos y en lugar de situarse en unos años concretos se sitúan más bien en un periodo, en este caso, por ejemplo, en la Edad del Bronce, alrededor de hace unos 4.500 años”, añade.

“Si estudiamos el linaje materno vemos que en el País Vasco se mantiene el linaje del Paleolítico, es decir, las mujeres siguen transmitiendo el ADN mitocondrial antiguo del Paleolítico entre generación y generación. Sin embargo, al estudiar el cromosoma Y nos hemos encontrado que no procede del Paleolítico, sino que se trata de una variante nueva del Neolítico; como si hace 4.500 años en la Edad del Bronce, surgiera una variante y reemplazara a todos los linajes del cromosoma Y de los varones que vivían en el País Vasco: los antiguos cazadores, recolectores…”, indica Marian Martínez de Pancorbo. “Hemos observado que desde la Edad del Bronce no se siguen transmitiendo aquellos linajes de los varones vascos y los descendientes nuevos que aparecen son hijos de estas nuevas variantes que han llegado. Se trata de un dato muy curioso que llama mucho la atención y que no se comprende muy bien el por qué”, subraya Martínez de Pancorbo.

“Una de las hipótesis que se baraja es que posiblemente cuando llegó aquella población más avanzada tecnológicamente procedente de la estepa euroasiática, los varones tuvieran mayores posibilidades de tener descendientes con las mujeres vascas. Pero insisto —subraya Martínez de Pancorbo— no deja de ser una hipótesis puesto que no hay evidencias de que se eliminara a los varones que en aquel entonces estaban en el territorio que hoy conocemos como País Vasco, porque no hay evidencias de guerras, ni masacres…”. Además, “no deja ser muy curioso que en tan poco tiempo lleguen a reemplazar todo lo que había alrededor”, recalca la investigadora. Podría haberse debido a que los nuevos pobladores, tecnológicamente más avanzados, tuvieran mejores posibilidades para alimentar a sus progenies y por tanto dejasen un mayor número de descendientes que fueran transmitiendo cromosoma Y de tipo R-S116.

Sin embargo, “personalmente tengo otra hipótesis —comenta la catedrática de Biología Celular de la UPV/EHU—que nos gustaría comprobar y quizás nos ayudaría a comprender mejor esto. Tal vez la fertilidad, o la probabilidad de tener hijos varones de aquellos individuos con la variante R-S116 del cromosoma Y era mayor que en los varones con otros tipos de cromosoma Y, y por eso el número de descendientes masculinos que dejan es mayor en cada generación”. “Se podría realizar un estudio y ver simplemente si actualmente los individuos portadores de esa variante del cromosoma Y tienen un número de descendientes varones más alto que el número de hijos varones que tienen otros individuos con otros tipos de variantes del cromosoma Y. Pero no podemos remontarnos a las condiciones de vida de la Edad del Bronce, y puede que los datos actuales no reflejen la realidad antigua, ya que en distintas condiciones de vida los individuos somos más o menos eficientes biológicamente”, señala Martínez de Pancorbo.

 

Referencia:

Luis, J.R., Palencia-Madrid, L., Mendoza, V.C., Garcia-Bertrand, R., M. de Pancorbo, M. & Herrera, R.J. (2021) The Y chromosome of autochthonous Basque populations and the Bronze Age replacement. Sci Rep 11, 5607 doi:10.1038/s41598-021-84915-1

Edición realizada por César Tomé López a partir de materiales suministrados por UPV/EHU Komunikazioa

El artículo Más del 80 % de los varones del País Vasco desciende de antepasados varones que llegaron a la zona en la Edad del Bronce se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Certezas e incertidumbres sobre el cambio climático

Jue, 2021/08/12 - 11:59

Josep Lluís Pelegrí Llopart

 

Escultura de Lorenzo Quinn en Venecia.Fuente: Shutterstock / Alena Veasey

 

A mediados del siglo pasado, las primeras voces de la comunidad científica advirtieron sobre la posibilidad de que el clima de la Tierra se modificase por la continua emisión de dióxido de carbono a la atmósfera como resultado de la quema de combustibles fósiles. Esta preocupación llevó, durante la década de los 80, a la creación primero del Programa de Investigación del Clima Global (1980) y posteriormente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, 1988).

El IPCC es una entidad de las Naciones Unidas encargada de valorar la ciencia relacionada con el cambio climático. Desde 1990 ha preparado numerosos trabajos relacionados con el cambio climático, entre los que destacan los Informes de Evaluación producidos cada 5-7 años, el último de ellos publicado entre 2013 y 2014 (Quinto Informe de Evaluación). En 2018 y 2019 se publicaron otros tres informes intermedios: el calentamiento global de 1,5 °C, los océanos y la criosfera en el cambio climático y el cambio climático y las zonas terrestres.

Ahora el IPCC acaba de publicar el primer volumen del Sexto Informe de Evaluación, dedicado a las ciencias físicas del cambio climático. Esta evaluación nos envía un contundente mensaje: el aumento de los gases invernadero en la atmósfera ha tenido, tiene y tendrá un grave impacto sobre el clima de la Tierra.

La certeza

La certeza básica –lo que podríamos llamar el punto de partida– es que el rápido aumento de los gases de tipo invernadero es de origen antrópico. Para el periodo 1960-2019, los dos principales gases de efecto invernadero han sido el dióxido de carbono (CO₂) y el metano (CH₄). Su contribución al efecto radiativo es del 63 % para el CO₂ y del 11 % para el CH₄. En el caso del CO₂, aproximadamente 2/3 partes corresponden a la quema de combustibles fósiles y 1/3 parte al uso de la tierra. En el caso del CH₄, la situación se invierte, con 1/3 parte proveniente de los combustibles y las 2/3 partes provenientes de la agricultura y la gestión de residuos.

Esta evidencia indiscutible, conduce a otra realidad que también se considera irrefutable: el aumento de gases invernadero hace que la superficie del planeta haya recibido y siga incorporando un exceso de calor. La radiación de onda larga que emite nuestro planeta no es suficiente para deshacerse de este exceso de energía y la diferencia se almacena principalmente en los océanos (el 91 %). Este desbalance hace que la temperatura del planeta –no solo la de la superficie del globo sino también del océano profundo– haya aumentado sobradamente por encima de los cambios planetarios naturales.

El incremento medio de temperatura del aire en la superficie de la Tierra, entre 1850-1900 y 2011-2020, ha sido de 1,09 °C (1,29 °C entre 1750 y 2019). Sobre las zonas terrestres este aumento ya ha alcanzado 1,61 °C, siendo un 45 % superior a la media planetaria y un 80 % superior al incremento experimentado en la superficie de los océanos.

El desbalance radiativo actual hace que, incluso si dejásemos de emitir gases invernadero, la temperatura del planeta continuaría aumentando. Con el fin de detener este incremento de temperatura lo antes posible, la única solución es eliminar la emisión de gases invernadero. El nuevo informe del IPCC nos advierte que cualquier alternativa de reducción progresiva en la emisión de estos gases ocasionará que la temperatura de la Tierra aumentará durante un periodo más largo.

Los daños colaterales

El Sexto Informe de Evaluación explora detenidamente los posibles impactos colaterales, de alcance global, asociados a la subida de la temperatura del planeta. A lo largo de todo el informe, se valora la confianza y grado de probabilidad de las predicciones. La confianza se determina a partir de la robustez de las evidencias disponibles y por medio del grado de concordancia entre investigadores y metodologías diversas. En la verisimilitud de futuros cambios, se destacan aquellos que tienen un grado de probabilidad muy elevado (90 %) o de casi total certeza (99 %).

Unos de las consecuencias indiscutibles es el aumento del nivel del mar, causado tanto por la expansión del agua que se calienta como por la pérdida de glaciares y hielo continental. El aumento para finales del siglo XXI dependerá del escenario de emisiones. Para un escenario realista se prevé un incremento de entre 0,55 y 0,90 m para finales de siglo, relativo al nivel del mar durante el periodo 1995-2014. Debido al deshielo y el calentamiento de las aguas profundas, el nivel del mar continuará aumentando durante varios siglos, pudiendo perfectamente alcanzar varios metros para el año 2300.

Otro impacto esperado es el incremento en la frecuencia de eventos extremos, tanto las tormentas con fuertes vientos y lluvias extremas como las sequías prolongadas. La combinación del incremento del nivel del mar y las tormentas más extremas reforzará el impacto sobre muchas zonas costeras.

El aumento de la temperatura superficial también conllevará una mayor cantidad de agua en la atmósfera. En particular, se prevé un incremento en precipitación de entre un 2 y un 8 % para finales de siglo, dependiendo del escenario de emisiones de gases invernadero. Sin embargo, las precipitaciones se distribuirán de forma irregular, con sequías en zonas de climas mediterráneos y mucha más lluvia a altas latitudes. La variabilidad interanual también aumentará.

A estos dos ejemplos se le añaden otros como la acidificación y desoxigenación de grandes regiones oceánicas, un considerable aumento en la estratificación de las aguas superficiales y las oleadas de calor marino en regiones costeras. Todo ello con un importante impacto sobre la biodiversidad y salud de los ecosistemas marinos. También vale la pena destacar la previsión de que, durante el verano austral, en el año 2050 ya no habrá hielo ártico, con consecuencias importantes no solo en la biodiversidad de estas regiones sino también en la disminución del albedo polar.

Las incertidumbres

El sexto informe nos dice que el cambio ya es imparable, lo que nos queda por saber es qué niveles alcanzará. Una gran parte del informe se dedica a analizar cuál será la magnitud de estos cambios para diferentes escenarios de emisión de gases invernadero. El informe concluye que si el equilibrio radiativo se logra con aumentos de temperatura moderados, entre 1,5 y 2,0 °C, el impacto sobre el clima tendrá consecuencias mucho menos drásticas.

Para llegar a esta conclusión el informe analiza multitud de factores, en cada caso valorando cuál es la respuesta más probable del sistema climático y a menudo reconociendo un elevado grado de incertidumbre. Se trata de aspectos del sistema climático cuya evolución futura no se conoce con suficiente confianza, a pesar de que tienen un papel muy importante en el aumento de la temperatura.

Un primer factor es la cantidad de dióxido de carbono que terminará en la atmósfera. Durante las seis últimas décadas aproximadamente el 56 % del CO₂ ha terminado en el océano y en la biosfera terrestre. Sin embargo, el informe anticipa que este porcentaje disminuirá progresivamente hasta el extremo de que incluso podría revertirse, de modo que océano y masas terrestres podrían convertirse en fuente de CO₂ en lugar de sumidero.

Otro aspecto de importancia clave es la cinta transportadora global, encargada de distribuir energía hacia altas latitudes y de intercambiar las aguas superficiales y profundas. El informe indica que hay una alta probabilidad de que esta cinta se debilite, incluso previendo la posibilidad de su colapso total, pero con baja fiabilidad.

También se apunta hacia una reducción de las regiones con permafrost, que es la capa de suelo permanentemente congelada que ha acumulado grandes cantidades de materia orgánica. Su efecto parece estar muy por debajo del impacto que ocasiona la quema de combustibles fósiles pero el grado de incertidumbre es elevado.

Otro factor importante e incierto para el clima futuro de nuestro planeta es la evolución de las grandes masas de hielo antártico, localizadas en zonas emergidas sobre este continente. A diferencia de la región ártica, su posible deshielo vendrá condicionado no por la temperatura del aire sino sobre todo por la temperatura de las aguas subsuperficiales.

Finalmente, el ciclo de agua, especialmente en lo relativo a la formación de nubes y sus efectos albedo e invernadero, se mantiene como uno de los elementos con mayor incertidumbre. El fortalecimiento del ciclo del agua, con cambios significativos en la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, podría ocasionar diferencias regionales importantes en las tasas de evapotranspiración.

La mayor incertidumbre

El clima de la Tierra está cambiando y cambiará aún más como resultado de un ritmo de vida insostenible que mantiene una parte de la población planetaria. A corto plazo experimentaremos fuertes sequías y lluvias torrenciales. A medio plazo viviremos una progresiva desertización de grandes regiones planetarias y nuestras costas y sus habitantes sufrirán fuertes temporales marinos superpuestos a un nivel de mar en lento pero progresivo aumento. A largo plazo, dejaremos a las generaciones futuras, a los nietos de nuestros nietos, un litoral inundado y en continuo retroceso.

El cambio climático conllevará también un fuerte impacto sobre los ecosistemas terrestres y marinos, deteriorando la salud de ecosistemas regionales y la resiliencia del sistema climático tal como lo conocemos. En el horizonte se vislumbra, como una realidad casi inminente, un sistema climático distinto al actual, para el cual la especie humana no se encuentra bien adaptada.

Sin duda es un aviso que nos dice que no estamos en el buen camino. ¿Cuál será nuestra respuesta? ¿Miraremos con amor y empatía a nuestros vecinos amenazados, con menos posibilidades de adaptarse que nosotros, y a esos nietos lejanos que no conoceremos? ¿Nos imaginaremos formando parte del planeta? ¿O seguiremos actuando como sus dueños y usuarios, con nuestras comodidades y lujos absurdos?

¿Seremos capaces de reinventarnos en nuestros pequeños gestos diarios? Reciclar, reutilizar, reducir… desde el consumo sostenible hasta nuestro goce armónico junto con la naturaleza. La respuesta está en nuestras manos, todos tenemos nuestra responsabilidad personal diaria y todos tenemos la oportunidad de exigir esta misma responsabilidad a nuestros gobernantes.

La humanidad ha ocasionado el cambio climático actual, y la humanidad también, paradójicamente, es la mayor incertidumbre en el futuro climático que nos espera.The Conversation

Sobre el autor: Josep Lluís Pelegrí Llopart esoceanógrafo, profesor de investigación y director del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Artículo original.

El artículo Certezas e incertidumbres sobre el cambio climático se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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En agosto, como en abril, refranes mil

Mié, 2021/08/11 - 11:59

 

En la reciente trilogía de entradas del Cuaderno de Cultura Científica «Las emocionantes aventuras del número tres» (primera parte, segunda parte y tercera parte), se recogían algunos refranes y expresiones que contenían al número tres, como No hay dos sin tres, o Los números nones son los mejores, y el número tres el mejor (de todos) es. Pensando en estos refranes, me ha parecido interesante dedicar esta entrada estival a refranes en los que aparezcan números.

Portada del hermoso cuento infantil ilustrado La guerra de los números (OQO editora, 2009), de Juan Darién, Premio Ilustración 2008 de la Fundación Cultural CJ

 

La verdad es que no soy una persona de refranes, pero sí he vivido rodeado de personas que lo eran, como mi abuelo materno, que conocía muchos y a quien siempre le gustaba citar algún refrán si la situación lo permitía. Aunque, como la mayoría de las personas, conozco una buena cantidad de refranes, ya que algunos son tan populares que su uso suele ser muy cotidiano.

Empezaremos con algunos refranes sobre el número dos. Por ejemplo, el refrán que dice:

Dos no discuten (riñen) si uno no quiere.

Este refrán nos viene a decir que si no entramos en las provocaciones de otras personas no discutiremos, o nos pelearemos, con ellas, o que por mucho que se empeñe una persona en discutir con otra, si esta no quiere, no habrá discusión. El refrán admite muchos enunciados similares, como Cuando uno no quiere, dos no barajan (como se indica en el diccionario de la RAE, una de las acepciones, en desuso, del verbo “barajar” es “reñir, altercar o contender con otros”) o Cuando uno no quiere, dos no pelean. Este refrán aparece mencionado en el libro Refranes que dicen las viejas tras el fuego (1508), de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, así como en el Tesoro de la lengua castellana o española (1611), de Sebastián de Covarrubias Orozco.

El refrán es bastante universal y nos lo encontramos en varios idiomas. Así en gallego se dice Cando un non quere, dous non barallan (cuando uno no quiere, dos no disputan), en euskera Idia ez da bakarrik uztartzen (el buey no se unce solo), en inglés se dice It takes two to make a quarrel (hacen falta dos para una pelea), en francés Pour se battre il faut être deux (para luchar hacen falta ser dos), en alemán Wer allein zankt, zankt nicht lange (quien discute solo, no discute mucho tiempo), aunque el refrán es antiguo y nos lo encontramos ya en latín, Duo sunt ad litem necessarii (dos son necesarios para reñir).

En la novela Don Quijote de la Mancha (1605 y 1614), del escritor madrileño Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), aparecen citados muchos refranes. Uno de los cuales es:

Más vale un ‘toma’ que dos ‘te daré’.

Este refrán transmite la idea de que es mejor disfrutar de lo que nos ofrece el presente, que esperar a un posible futuro mejor. Aunque es un refrán que ya no se utiliza mucho. De nuevo, como muchos otros refranes, es bastante universal, en algunos idiomas con la misma expresión, como en francés, pero en otros con variaciones. En inglés se dice One today is worth two tomorrows (Uno de hoy vale dos de mañana), en griego Κάλλιο το σημερινό ψωμί, παρά την αυριανή πίτα (Mejor el pan de hoy que la tarta de mañana) y en algunos casos se cambia el número dos por cien, como en italiano.

El número 2 en diferentes tipografías: Arial Black, Batang, Bodoni MT Black, Broadway, Cooper Black, Century, Gigi, Goudy Stout, Jokerman y Stencil

 

Otro refrán conocido en alguna de sus formas es:

Al que no quiere caldo, dos tazas.

También se dice Si no quieres caldo, toma tres tazas, Si no quieres caldo, taza y media, y otras expresiones similares. En euskera se dice Nahi ez duen mandoak, bi zaldare (A mulo que no quiere pienso se le da el doble) o en catalán No vols brou?, tassa i mitja (¿No quieres caldo?, taza y media). Como se menciona en el Centro Virtual Cervantes, que recoge muchos estudios sobre refranes populares en lengua española, el significado de este refrán es que “resulta conveniente contentarse con aceptar las cosas como vienen, porque, de lo contrario, se corre el riesgo de recibir lo que no se desea, pero en una cantidad mayor o duplicada”.

Seguimos con refranes que utilizan el número dos, como:

Quien se enfada, dos trabajos (problemas) tiene.

En una de las variantes de este refrán se explica incluso cuáles son esos trabajos, ya que dice así El que se enoja tiene dos trabajos: enojarse y contentarse. En ocasiones se utiliza a modo de broma con una persona que se está empezando a picarse, para que se le pase el cabreo. Otra variación de este refrán parece tener relación con los enfados de los niños y niñas, en particular, a la hora de comer, ya que dice así: Quien se enoja, dos trabajos tiene, y tres si no come.

El siguiente refrán es el título de una comedia del dramaturgo madrileño Calderón de la Barca (1600-1681):

Casa con dos puertas, mala es de guardar.

En Refranes que dicen las viejas tras el fuego (1508), del Marqués de Santillana, aparece expresado de la siguiente manera Todo te haré, mas casa con dos puertas no te guardaré. Este mismo refrán Casa con dos puertas, mala es de guardar aparece en varios idiomas con la misma expresión, mientras que en otros se utilizan pequeñas variaciones, como en italiano Se vuoi guardar la casa, fai un uscio solo (Si quieres guardar la casa, haz una sola puerta) o griego Για να φυλάξεις το σπίτι σου, έχε μόνο μια πόρτα (Para cuidar tu casa, ten sólo una puerta).

Hay muchos refranes, la mayoría desconocidos para mí, que contienen al número dos, como: a) Dos pájaros en una espiga hacen mala compañía (que alude al hecho de que es difícil dirigir algo entre varias personas); b) Dos que duermen en un colchón, se vuelven de la misma condición; c) Entre dos muelas cordales, nunca metas tus pulgares (que según el Centro Virtual Cervantes “No es aconsejable entrar en conflictos familiares, porque los que son de la misma sangre suelen después entenderse y pueden achacar a los extraños una culpa que no les corresponde y, de esa forma, se pierde la amistad” y es otro de los que aparecen en Don Quijote de la Mancha); d) Entre dos que se quieran con uno que coma basta (nos habla del sacrificio por la persona amada); e) Hombre prevenido, vale por dos; f) Quien da primero da dos veces (que aparece en la siempre presente novela de Miguel de Cervantes); g) Quien se pone debajo de la hoja, dos veces se moja; h) Dos aguas de abril y una de mayo, valen los bueyes y el carro (que como explica el CVC quería decir que “la abundancia de las cosechas depende de las lluvias y las templanzas de estos dos meses, concretamente de las lluvias de primavera”); i) Freídle un huevo, que dos merece; j) La una mano lava la otra, y las dos al rostro (que como explica el CVC “alude a la necesidad de ayudarse unos a otros para conseguir las cosas, al tiempo que recuerda la obligación de corresponder a las ayudas que nos prestan. Se refiere también al alivio o a la ventaja de que alguien nos ayude para acabar antes y con menos esfuerzo”).

El número 3 en diferentes tipografías: Vineta BT, Viner Hand ITC, Times New Roman, Stencil, Snap ITC, Segoe Script, Rockwell Condensed, Goudy Stout, Playbill y Magneto

 

Un refrán muy conocido que nos liga los números dos y tres es:

Dos es compañía, tres es multitud.

Como se explica en el Centro Virtual Cervantes “se dice cuando es preferible limitar el número de personas para conseguir que reine la concordia” o que muchas personas en una misma actividad o negocio, no traen nada bueno. También se suele utilizar en relación a las parejas. En euskera cuando hay una tercera persona que molesta se dice Hara bi zu bat eta bestea ni (He aquí dos, uno tú y otro yo); en gallego se dice Compañía de tres fíxoa o demo (Compañía de tres la hizo el demonio); en catalán Més de dos són massa (Más de dos son demasiados).

Sobre el número tres ya hemos citado algunos refranes más conocidos, ahora mostraremos algunos otros que lo son menos. El primero:

A pan de quince días, hambre de tres semanas,

que ya está en desuso y que aludía a que cuando las cosas vienen mal dadas hay que aceptar lo que nos viene. Una versión más moderna sería Para el hambriento no hay pan duro.

Seguimos con otro refrán con el número tres:

El huésped y el pez, a los tres días hiede.

En Cuba se dice El invitado y el pescado al tercer día apestan o en Colombia La visita y la pesca a los tres días apesta, que además tiene rima. En gallego es parecido O hóspede e o peixe aos tres días feden (El huésped y el pez a los tres días hieden), así como en catalán L’hoste i el peix menut, més de tres dies put (El huésped y el pez pequeño, más de tres días hiede) y en euskera se dice Arraina eta arrotza, heren egunak karatzez, (usain txarrez) kanpora deragotza (bota) (que podríamos traducir –gracias al traductor- como El invitado, como el pescado, al tercer día empieza a apestar, mejor deshacerse de él). Y casi con la misma expresión existe en muchos más idiomas.

Otro refrán que ya está en desuso es:

Secreto de uno, de ninguno; de dos, sábelo Dios; de tres, secreto no es,

cuyo significado no hace falta explicar mucho. Es difícil guardar un secreto si lo conocen más de dos personas. La versión que aparece en el Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), de Gonzalo Correas es Secreto de dos, sábelo Dios; secreto de tres, toda res (donde “toda res” significa todo el mundo). La versión de este refrán en euskera era Hiru belarritan igaran hitz isila, orotan lasterka dabila (El secreto que ha recorrido tres orejas va corriendo por todas partes); en catalán Secret d’un és secret, secret de dos és dificultós[,] i secret de tres descobert és (Secreto de uno es secreto, secreto de dos es dificultoso, y secreto de tres descubierto es); y en gallego Segredo de dous sábeo Deus; segredo de tres sábeo quen quer (Secreto de dos lo sabe Dios; secreto de tres lo sabe cualquiera). La versión del refrán en inglés tiene su coña, ya que dice así Three may keep a secret, if two of them are dead (Tres pueden guardar un secreto, si dos de ellos están muertos); en francés es Secret de trois, secret de tous (Secreto de tres, secreto de todos); y en alemán Zum Geheimnis ist einer zu wenig und drei schon zu viel (Para el secreto uno es demasiado poco y tres son demasiados).

Unos pocos refranes más con el número tres: a) Un médico cura, dos dudan, tres muerte segura (que no deja muy bien parados a los médicos y recomienda no visitarles mucho, o también no acudir a varios médicos para una misma dolencia); b) Dios, dame dos, y si me das tres, no te pido otra vez; c) Nueve meses de invierno y tres de infierno (en referencia al clima de Castilla); d) Con tres pes abrirás camino: pan, paciencia y padrino; e) Al muerto y al consorte, a los tres días ya no hay quien los soporte; f) Ninguna maravilla dura más de tres días; luego con otra se olvida.

El número 4 en diferentes tipografías: Agency FB, Andalus, Goudy Stout, Candara, Elephant, Gill Sans Ultrabold Condensed, Lucida Calligraphy, Modern n. 20, Narkisim y Swis 721 Blkex BT

 

Vayamos a por refranes con el número cuatro. Empezamos con un refrán conocido:

Cuatro ojos ven más que dos.

Este refrán nos viene a decir que dos personas, o más, encuentran mejor solución a los problemas, y mucho antes. De hecho, en ruso el refrán es Одна голова хорошо, а две лучше (Dos cabezas valen más que una), aunque en la mayoría de los idiomas el enunciado es exactamente como en castellano.

Otro refrán más o menos usado es

Donde comen tres, comen cuatro,

o también, Donde comen cuatro, comen cinco, aunque el refrán entero es En la mesa de San Francisco, donde comen cuatro comen cinco. En francés se dice Quand il y en a pour deux il y en a pour trois (Cuando hay para dos hay para tres); en alemán Wo vier essen, wird auch der fünfte satt (Donde comen cuatro también se sacia el quinto); como vemos el significado es el mismo en los distintos idiomas, aunque varían los números dos, tres, cuatro, cinco, de hecho, en inglés el refrán dice Always room for one more (siempre hay sitio para uno más).

Todos los refranes encierran cierto tipo de sabiduría, o aprendizaje, como este otro refrán:

Si haces barato, venderás más que cuatro,

que nos habla de la relación entre el precio del producto y la cantidad que se vende. De hecho, el refrán en alemán es más explícito Wer wohlfeil verkauft, hat viel Zuspruch (Quien vende a buen precio tiene mucha demanda).

Un refrán bastante popular pero que ha caído en desuso por la desaparición de la peseta, por la llegada del euro, es el siguiente:

Nadie da duros a cuatro pesetas.

Para quienes no la conocieron, la moneda de un duro valía cinco pesetas, por lo tanto, el refrán quería decir que nadie da nada de forma gratuita, sin recibir nada a cambio. Y nos advierte ante los timos, en los que “nos ofrecen duros a cuatro pesetas”.

Otro refrán económico:

Quien tiene cuatro y gasta cinco, no ha menester bolsico (o bolsillo).

Este refrán nos dice claramente que si gastamos más de lo que tenemos o ganamos, nunca ahorraremos, de hecho, acabaremos con deudas.

El número 5 en diferentes tipografías: Wide Latin, Tempus Sans, FreesiaUPC, Castellar, Georgia, Script MT Bold, PMingLiU-ExtB, Cooper Black, Copperplate Gothic Bold y BankGothic Lt BT

 

En el libro Diccionario de refranes comentado, de Regino Etxabe, encontramos algún refrán más con el número cinco, como:

Árbol de buen natío, toma un palmo y paga cinco,

es decir, un buen árbol ocupa poco espacio y da mucho fruto, que se utiliza para que no nos dejemos llevar por las apariencias.

Y un refrán deportivo:

El mejor perder un día 5-0, que cinco días 1-0,

que nos transmite la idea de que en el ámbito deportivo muchas veces hay que arriesgar y jugar al ataque, aunque eso pueda conllevar una abultada derrota.

El número 6 en diferentes tipografías: Vineta BT, Viner Hand ITC, Eraser, Britannic Bold, Footlight MT Light, MS Mincho, Old English Text MT, Bradley Hand ITC, Curlz MT y Bodoni MT Black

 

Existen muchos refranes referidos al tiempo y ahí encontramos algún refrán con el número seis, como este:

Cuando a las seis veas oscurecer, otoño seguro es.

Otra versión referida al mes de diciembre dice Cuando en diciembre empieza a llover, la noche se oscurecerá a las seis. Y uno más meteorológico:

El que compra el paraguas cuando llueve, valiendo seis le cobran nueve.

El número 7 en diferentes tipografías: Agency FB, Bauhaus 93, David, Aharoni, Elephant, Berlin Sans FB Demi, Bradley Hand ITC, Castellar, Forte y IrisUPC

 

Empezamos los refranes que contienen al número siete con un refrán que nos aconseja la calidad antes de la cantidad:

Más valen dos bocados de vaca que siete de patata.

De hecho, en francés es un refrán explícito, sin metáfora, La qualité vaut mieux que la quantité (Más vale la calidad que la cantidad), aunque me gustan más los refranes menos literales. En alemán se dice Besser ein Lot Gold als ein Pfund Blei (Más vale media onza de oro que una libra de plomo), pero no aparece en muchos más idiomas.

Otros refranes con el número siete: a) Un año bueno da para siete malos; b) Año de siete, deja España y vete (asociando al siete con la mala suerte); c) No alabes ni desalabes hasta siete navidades (nos habla de que no es bueno prejuzgar a una persona o dejarse llevar por la primera impresión, en general se puede utilizar como apelación a la prudencia); d) No era nada la meada, y calaba siete colchones y una frazada, aunque también se utiliza y una manta (este refrán se utiliza cuando alguien quita importancia a algo que sí la tiene y mucho, otro similar es ¡No es nada lo del ojo… y lo llevaba en la mano!).

El número 8 en diferentes tipografías: Andalus, Bodoni MT Black, Mistral, Utsaah, Elephant, MS Reference Sans Serif, Monotype Corsiva, Jokerman, GDT y Script MT Bold

 

Un par de refranes con el número ocho son:

Tan contenta va una gallina con un pollo, como otra con ocho,

que habla del amor de una madre por sus hijos, ya sea uno o muchos; y un refrán más agrícola:

Cebada granada, a los ocho días segada.

El número 9 en diferentes tipografías: Dutch801 Rm BT, Bernard MT Condensed, Swis721 BlkOul BT, JasmineUPC, Felix Titling, Blackadder ITC, Tw Cen MT, Gigi, Cooper Black y Bradley Hand ITC

 

No hay muchos más refranes sobre el número nueve que los vistos anteriormente. A continuación, veamos uno con el número diez, que en su versión larga menciona también al nueve, este es:

A las diez en la cama estés,

que recomienda acostarse pronto, así se podrá descansar bien y afrontar mejor el siguiente día y que en su versión más extendida dice A las diez en la cama estés, y si puede ser, a las nueve. En euskera se dice Munduen nahi dabenak luzeroen bizi, olluekin erretirau ta , txoriekin jagi (Quien quiere vivir durante mucho tiempo, que se acueste con las gallinas y que se levante con los pájaros); en inglés Early to bed, early to rise, makes a man healthy, wealthy and wise (Acostarse temprano y levantarse temprano hacen al hombre sano, rico y sabio) o en francés Si tu veux bien te porter, couche-toi tôt et lève-toi tôt (Si te quieres encontrar sano, acuéstate pronto y levántate temprano).

Un refrán relacionado con este es:

A las diez, deja la calle para quien es,

que nos habla de los peligros de la noche. Y seguimos con algunos refranes más con el número diez que he encontrado en el libro Refranero: refranes y expresiones populares, de Pierre Marie Mouronval Morales: a) Lo que desenredan diez hombres buenos, lo vuelve a enredar un picapleitos (que no habla precisamente bien de los abogados); b) Una vez salí y diez me arrepentí; c) El amigo que está presente vale por diez ausentes; d) Mucho más trabajo cuesta hacer un libro que hacer diez hijos; e) Más aprende un pobre en un mes, que un rico en años diez.

El número 0 en diferentes tipografías: Bradley Hand ITC, Bodoni MT, Vani, Imprint MT Shadow, Curlz MT, BankGothic Md BT, Vineta BT, Batang, Freestyle Script y Gill Sans Ultra Bold

 

Algunos refranes con el número cien. Este primero es muy conocido, e incluso ha dado título a una película:

Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón,

que disculpa a quien comete una mala acción contra alguien malvado. En La Celestina () se cita como Quien engaña al engañador cien años de perdón. Este es otro refrán ampliamente difundido. En inglés se dice It’s no crime to steal from a thief (No es un crimen robar a un ladrón); en francés C’est une bonne action de volerle larron (Es una buena acción robar a un ladrón); en italiano Chi ruba a un buon ladron ha cent’anni di perdon (Quien roba a un buen ladrón tiene cien años de perdón); o en alemán Wer einen Betrüger betrügt und einen Dieb bestiehlt, erhält hundert Jahr Ablass (Quien engaña a un timador y roba a un ladrón consigue cien años de indulgencia). Pero incluso nos lo encontramos en latín, Dolus cum dolo compensatur (Engaño con engaño se compensa).

Otro refrán muy conocido es:

Más vale pájaro en mano, que ciento volando,

que pone en valor lo que tenemos, aunque sea normal o escaso, frente a aquello más perfecto que deseamos, pero que es posible que nunca consigamos. Entre las diferentes versiones de este refrán tenemos Más vale pájaro en la barriga que ciento en la liga. La versión en euskera es Aireko txoriarentzat eskuakoa es utz (No dejes el pájaro de la mano para cazar el del aire).

Y otro muy conocido:

No hay mal que cien años dure.

Algunos refranes más: a) Si una puerta se cierra, ciento se abren; b) Dios me dé cien enemigos y no me dé un falso amigo; c) El bien hacer abre cien puertas y el mal agradecer las cierra; d) Quien come la vaca del rey, a cien años paga los huesos; e) Más caga un buey que cien golondrinas; f) Más discurre un hambriento que cien letrados.

Y terminemos con dos refranes con el número mil,

Antes de mil años todos seremos calvos,

y el que da título a esta entrada del Cuaderno de Cultura Científica,

En abril, aguas mil.

Bibliografía

1.- Jesús Cantera Ortiz de Urbina, Julia Sevilla Muñoz, Refranes que dizen las viejas tras el fuego, los refranes recopilados por el Marqués de Santillana, Centro Virtual Cervantes Instituto Cervantes, 2018.

2.- Centro Virtual Cervantes, del Instituto Cervantes.

3.- Regino Etxabe, Diccionario de refranes comentado, Ediciones de la Torre, 2012.

4.- Buscapalabra: Refranes y dichos

5.- Pierre Marie Mouronval Morales, Refranero: refranes y expresiones populares, CreateSpace Independent Publishing Platform, 2017.

Sobre el autor: Raúl Ibáñez es profesor del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaborador de la Cátedra de Cultura Científica

El artículo En agosto, como en abril, refranes mil se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Antes del hierro

Mar, 2021/08/10 - 11:59

Grecia y las islas del Egeo estuvieron inicialmente sujetas al imperio de Creta antes de obtener la independencia a mediados del segundo milenio a.e.c. Esta civilización, centrada en el Peloponeso griego, era desconocida hasta su descubrimiento por Heinrich Schliemann en el siglo XIX. Schliemann ya había descubierto la antigua Troya en el noroeste de Turquía. Afirmó haber descubierto la patria del rey Príamo y el príncipe Héctor de Troya y los reinos de Menelao y Agamenón, hermanos y reyes de Esparta y Micenas y Argos. Schliemann se refirió a las culturas de la Edad del Bronce del Egeo y Grecia como la civilización micénica, mientras que actualmente se prefiere el término periodo heládico.

Los micénicos eran similares a los minoicos en su sofisticación en distintas técnicas, desde la metalurgia a la construcción de barcos, y estaban muy avanzados en el comercio y en las cuestiones militares, incluida la construcción de fortalezas. Poseían una forma de escritura, quizás derivada de la civilización minoica, la Lineal B. Los reyes y los aristócratas gobernaban, y la mayor parte de la población eran agricultores y pastores, si bien existía una clase media de artesanos, escribas, médicos y comerciantes.

El consejo de los dioses (1517-18) por Raffaello Sanzio «Rafael». Fresco, Villa Farnesina (Roma).

La civilización micénica era patriarcal, como se refleja en sus deidades, dominada por el dios masculino Zeus. La gente de Grecia, como la de Creta, trató de explicar el funcionamiento de la naturaleza, pero no pasó de imaginar fuerzas sobrenaturales trabajando de forma invisible tras la inmensidad del cielo, en las profundidades del mar o en el interior de la tierra, produciendo rayos, proporcionando la fertilidad del suelo y de los humanos, jugando con las emociones humanas e interviniendo en la enfermedad y la muerte. Los dioses griegos, que gobernaban desde el Monte Olimpo, personificaban las fuerzas de la naturaleza para estos pueblos de la Edad del Bronce.

A principios del siglo XII a.e.c. se produjo un hecho que alteraría para siempre las civilizaciones del Mediterráneo oriental. Invasores del norte de Europa con armas de hierro emigraron a los Balcanes y a Asia Menor y al sur a Palestina y Egipto. Eran nómadas y primitivos, analfabetos y violentos, pero habían encontrado el secreto de la fundición del hierro, lo que los hacía poco menos que imparables. Los griegos llamaron dorios a los invasores; destruyeron la civilización micénica y tomaron el control especialmente de Grecia occidental y del Peloponeso. Es incluso posible que tuviesen un papel en la caída de Troya.

Hoplita (soldado de infantería pesada) del siglo V a.e.c. Posiblemente represente a un dorio, el rey Leónidas I de Esparta, quien moriría junto a sus tropas defendiendo el paso de las Termópilas frente a la invasión del imperio aqueménida encabezado por Jerjes durante la segunda guerra médica.

Estos mismos invasores conquistaron el imperio hitita de Asia Menor, posiblemente fuesen los que amenazaron a los judíos de Palestina (los filisteos) y atacaron a los egipcios. Aunque fueron rechazados por Egipto, los egipcios estaban aterrorizados por esta gente del mar. En ocasiones, se hace referencia a estos invasores como los «pueblos del mar».

Los habitantes de las ciudades y pueblos micénicos huyeron ante el avance dórico, migrando hacia el este hasta las penínsulas extremas del continente, las islas del Egeo y la costa occidental de Turquía. Estos migrantes, posteriormente llamadas jonios, fundaron ciudades-estado jónicas: Atenas, Mileto, Quíos, Samos, Halicarnaso, Cos, Colofón o Éfeso son algunas de ellas.

Los jonios y dorios de los siglos posteriores siempre se consideraron diferentes. Tenían tradiciones e idiomas similares y adoraban dioses y diosas similares, pero el nivel y la sofisticación de sus respectivas culturas eran muy diferentes. Los dorios eran más militaristas y sus ciudades se centraban en la guerra y la defensa en lugar del arte, la poesía y la ciencia. Los jonios, por otro lado, se dedicaron al pensamiento, la cultura, la investigación de la naturaleza y la expresión de sus ideas. Con el tiempo, los jonios se convirtieron en los líderes de la ciencia griega durante las eras arcaica, clásica y helenística de Grecia. Las ciudades de Atenas, Mileto, Cos y Quíos se convirtieron en centros de filosofía y ciencia. Homero, Tales, Anaxágoras, Anaximandro, Hipócrates, Sócrates y Platón fueron representantes de los filósofos, científicos y médicos jonios.

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

El artículo Antes del hierro se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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¿Estamos solos en el universo?

Lun, 2021/08/09 - 11:59

Si hay un tema que ha fascinado a todos por igual desde el inicio de los tiempos ese ha sido la necesidad de saber si estamos solos en el universo o si al igual que nosotros hemos poblado la Tierra, hay también vida en otros planetas.

espacioImagen: Herbert York, Emil Konopoinsky, Edward Teller y Enrico Fermi esperando, una vez más, celebrar la existencia de vida inteligente extraterrestre. (Ilustración: Nuria Hernández Pintor)

Era un día de verano de 1950 y los físicos Enrico Fermi, Edward Teller, Herbert York y Emil Konopinsky se dirigían a tomar el almuerzo. Iban charlando sobre supuestos avistamientos de OVNIS, pero a Enrico Fermi algo no le cuadraba, así que minutos después, sentados alrededor de la mesa y después de haber hablado ya sobre el tema, gritó: “¿Pero dónde diablos están todos?”. El resto del grupo entendió a qué se refería. Si hay vida fuera del planeta Tierra, ¿por qué aun no nos han visitado? Según Fermi, la probabilidad de que hubiera otras civilizaciones en la Vía Láctea y vida en ellas, era alta, entonces, ¿por qué no tenemos alguna prueba de su existencia? Fermi no fue el primero en formularse esa pregunta, sin embargo gracias a él, a esa contradicción, se le conoce como la paradoja de Fermi.

Numerosos profesionales de la ciencia se han interesado también por esta problemática. En 1961 el astrofísico Frank Drake, con la intención de generar debate, diseñó una ecuación que permitiría estimar con cuántas de las civilizaciones de nuestra galaxia podríamos tener contacto. A él le siguieron, en 1975, el astrofísico Michael Hart con un artículo científico sobre el argumento de Fermi y la astrofísica Sara Seager proponiendo en 2013 una versión paralela a la ecuación de Drake.

Se sabe que en la Vía Láctea hay millones de estrellas similares al Sol y entonces sería muy probable que alguna, o muchas de esas estrellas tuvieran planetas similares al nuestro y que, al igual que ocurre en la Tierra, se hubiera desarrollado vida inteligente en ellos. Si esto fuera así, no sería osado pensar que alguno de esos seres inteligentes hubieran desarrollado la posibilidad de realizar viajes interestelares, con lo que nuestro planeta debería haber sido visitado ya, si no en persona, al menos a través de sondas. Sin embargo, aún no poseemos pruebas de ello ni tenemos certezas sobre la existencia de vida fuera de nuestro planeta. Aunque, es verdad que cada vez contamos con más y mejor tecnología para explorar el espacio, por lo que, si hay vida ahí fuera encontrarnos con ella será cuestión de tiempo.

Autora: Nuria Hernández Pintor (@somos.visuales), alumna del Postgrado de Ilustración Científica de la UPV/EHU – curso 2019/20

Artículo original: ¿Pero dónde diablos están todos? Juan Ignacio Pérez, Cuaderno de Cultura Científica, 5 de enero de 2020.

Ilustrando ciencia” es uno de los proyectos integrados dentro de la asignatura Comunicación Científica del Postgrado de Ilustración Científica de la Universidad del País Vasco. Tomando como referencia un artículo de divulgación, los ilustradores confeccionan una nueva versión con un eje central, la ilustración.

El artículo ¿Estamos solos en el universo? se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Babosas marinas que conservan la cabeza y pierden el cuerpo

Dom, 2021/08/08 - 11:59

Esta historia comenzó hace unos años cuando Sayaka Mitoh, de la Universidad de Mujeres de Nara, en Japón, hacía su doctorado. Su tema de tesis doctoral era conocer los efectos de la fotosíntesis de los cloroplastos de las algas que son el alimento de los nudibranquios o babosas marinas. Estaba revisando los acuarios con la colección de babosas marinas de su laboratorio e hizo un descubrimiento sorprendente. Las babosas marinas o nudibranquios son moluscos gasterópodos sin concha con colores muy llamativos. Destacan por llevar las branquias o sistema respiratorio en apéndices hacia el exterior.

Elysia marginata.

Sayaka Mitoh encontró un cuerpo de la especie Elysia marginata sin cabeza, y, revisando el acuario, encontró la correspondiente cabeza sin cuerpo. Se movía por el tanque y se alimentaba de algas como es habitual.

Al examinar la cabeza, Mitoh vio que la herida del corte era autoinflingida, era una amputación voluntaria conocida como autotomía. Es una conducta bien conocida en varias especies animales. En la revisión de Patricia Fleming y sus colegas, de la Universidad de Murdoch, en Australia, se menciona que se ha encontrado en cnidarios, como algunas medusas, en anélidos como las lombrices, moluscos, como nuestros nudibranquios, artrópodos, en equinodermos y en vertebrados.

Fleming, como característica habitual en la autotomía, menciona que es una estrategia defensiva en la que, perdiendo una parte del cuerpo, se evita su destrucción completa por algún depredador. La amputación ocurre en un plano concreto del cuerpo como, por ejemplo, en las lagartijas cuando se desprenden de la cola. El proceso se describe con detalle en la revisión de Timothy Higham y su grupo de la Universidad de California en Riverside. Quizá es la autotomía más conocida y popular estudiada por los zoólogos.

Otra característica de la autotomía que menciona Fleming, y quizá la más interesante, es que se trata de una conducta muy controlada por el individuo. La pérdida de parte del cuerpo está bajo algún tipo de control central, hormonal o nervioso, y la parte que se desprende lo hace con rapidez y exactitud.

Hay conductas de autotomía en varios nudibranquios aunque no tan excepcionales como las descritas por Sayaka Mitoh. Hay especies que pierden parte de los apéndices o papilas respiratorias de las branquias que, como ocurre con la cola de las lagartijas, mantienen el movimiento después de desprenderse para centrar la atención del depredador y facilitar la huida.

Sayaka Mitoh encontró en el acuario que cinco de quince ejemplares, todos criados en el laboratorio, de la especie Elysia marginata, y un individuo de la misma especie recogido en la costa, habían perdido el cuerpo y conservado la cabeza. Incluso uno de los ejemplares lo hizo dos veces.

La cabeza se movía inmediatamente después del corte y, en un día, la herida se cerraba. A las pocas horas, tres de las cabezas comenzaron a alimentarse con algas, como es habitual en esta especie. En siete días regeneraron el corazón y en tres semanas lo hicieron con el cuerpo entero.

Todo el proceso lo consiguen los ejemplares más jóvenes, con menos de un año de vida. Los que pasan del año y medio mueren en los diez días siguientes a la amputación. Los cuerpos desechados se mueven y reaccionan a los toques de los investigadores desde varios días a meses después de la separación de la cabeza. Sin embargo, ningún cuerpo regenera la cabeza.

Los autores hicieron una nueva recogida de 82 ejemplares de otra especie, Elysia atroviridis, que estaban parasitados por un copépodo. Tres de los ejemplares cortaron el cuerpo y dos de ellos lo regeneraron en una semana. Del grupo inicial de 82 ejemplares, 39 perdieron por autotomía partes del cuerpo. Parece que es el método de esta especie para deshacerse de los copépodos es perder parte o todo el cuerpo, incluyendo los parásitos. De los 39, fueron 13 los que regeneraron las partes perdidas y, el resto, murieron. Junto con los 82 ejemplares con copépodos, los investigadores recogieron 64 sin parásitos y ninguno de ellos perdió partes del cuerpo.

Las dos especies muestreadas, Elysia marginata y Elysia atroviridis, cortan el cuerpo por una zona concreta y determinada del cuello que funciona como plano de ruptura y separación. Un plano similar se localiza en la base de la cola de las lagartijas. En Elysia parece que en ese plano de corte se acumulan células madre que intervendrán en la regeneración del cuerpo.

El proceso de autotomía es lento y, por tanto, no es eficaz para huir de depredadores como, por ejemplo, hacen las lagartijas. La hipótesis es que, más bien, es una conducta para deshacerse de los parásitos. O, también se ha propuesto, para expulsar contaminantes tóxicos acumulados en el cuerpo. Así consiguen un cuerpo nuevo, limpio y sano.

Por otra parte, mientras regeneran el cuerpo y solo tienen la cabeza, no tienen sistema digestivo y no se pueden alimentar por los procesos habituales. Mitoh y Yusa sugieren que, en el corto periodo de tiempo que dura la regeneración del cuerpo, se alimentan de los productos de la fotosíntesis que se hace en los cloroplastos tomados de las algas que ingieren. Este proceso de alimentación y supervivencia con los azúcares de cloroplastos de algas ingeridas se denomina cleptoplastia.

Referencias:

Aoki, R. & S. Matsunaga. 2021. A photosynthetic animal: A sacoglossan sea slug that steals chloroplasts. Cytologia 86: 103-107.

Avila Casanueva, A.B. 2021. Una cabeza a la deriva: babosas marinas que regeneran sus cuerpos. Lado B 8 marzo.

Fleming, P.A. et al. 2007. Leave it all behind: a taxonomic perspective of autotomy in invertebrates. Biological Reviews 82: 481-510.

Higham, T.E. et al. 2013. Integrative biology of tail autotomy in lizards. Physiological and Biochemical Zoology 86: 603-610.

Mitoh, S. & Y. Yusa. 2021. Extreme autotomy and whole-body regeneration in photosynthetic sea slugs. Current Biology 31: R233-R234.

Roth, A. 2021. Estas babosas marinas pasan por la guillotina para conseguir un cuerpo nuevo. New York Times 9 marzo.

Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

El artículo Babosas marinas que conservan la cabeza y pierden el cuerpo se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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La ría de Bilbao como medio de transporte de mineral

Sáb, 2021/08/07 - 11:59
Gabarras con mineral de hierro en la ría de Bilbao. Fuente: Peña Gabarra Athletic

Bizkaia tuvo un enorme desarrollo económico, tecnológico y social en la segunda mitad del siglo el siglo XIX, y alcanzó su máximo esplendor a finales de ese siglo y a principios del siglo XX. Este desarrollo fue consecuencia de la confluencia de varios factores, entre los que se encontraba la explotación eficiente de los recursos minerales del territorio. Clave en esta explotación estuvo el uso de la ría del Nervión como medio de transporte. En este video repasamos como fluía el hierro del mineral de las montañas a donde fuese necesario. El vídeo forma parte del proyecto «La Ría del Nervión a la vista de las ciencias y las tecnologías».

Edición realizada por César Tomé López

El artículo La ría de Bilbao como medio de transporte de mineral se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Divulgación Científica e Ingenieros en la España del Regeneracionismo (III): Polémicas y conflictos

Vie, 2021/08/06 - 11:59

Jaume Navarro y Javier Sierra de la Torre

Tras explicar las características de la nueva revista, el editorial del primer número de Ibérica, de noviembre de 1913, termina advirtiendo que no estará satisfecho aquel racionalista que con pretexto de ciencia ande buscando cómo atacar la verdad revelada, ya fundándose en hechos falsos, ya sosteniendo teorías contrarias a la realidad de los fenómenos. Pero el que de verdad ame la ciencia sin ningún prurito tendenciosa, puede recorrer confiado las paginas de esta Revista”. Su redactor, el geofísico y jesuita catalán Ricardo Cirera, fundador y primer director del Observatorio del Ebro, y con una larga trayectoria científica en Filipinas, quería de este modo posicionarse frente a las polémicas que habían acompañado el discurso sobre la ciencia en la España del último tercio del siglo XIX y principios del XX. De hecho, la historiografía de la Edad de Plata de la ciencia española suele incluir tres elementos de conflicto que se presentan como centrales en los proyectos de desarrollo científico y tecnológico del país: la conocida como “Polémica” de la ciencia española, las reformas educativas y el conflicto ciencia-religión. En esta tercera entrega nos proponemos elucidar hasta qué punto las dos revistas tratadas, Ibérica y Madrid Científico, fueron o no actores relevantes en estas disputas.

La teleología, la creencia de que el universo en su conjunto y cada uno de sus componentes obra con un fin, es algo común a Aristóteles, Tomás de Aquino y las teologías cristianas. (Nota del editor)

Brevemente, la “Polémica” se refiere a la percepción de una parte de la intelectualidad local del retraso científico del país y a la explicación de sus causas. Desde que, a finales del siglo XVIII, el enciclopedista francés Masson de Morvilliers describiera a España como un país atrasado, holgazán y bueno para nada, la idea del retraso cultural, tecnológico y científico fue un arma arrojadiza para muchos de los reformadores españoles. En los primeros años de la Restauración (a partir de 1874), y tras el fracaso de los ideales de la Primera República, la Polémica se convirtió en un lugar común para los defensores del liberalismo frente a las fuerzas conservadoras. Es importante señalar que, salvo alguna excepción, todos los actores de esta disputa eran filósofos, políticos y literatos, y no gente de ciencia, como Marcelino Menéndez Pelayo y Gumersindo Laverde, en un lado, y Nicolás Salmerón y Manuel de la Revilla, en el otro. Además, las discusiones acerca de la veracidad del supuesto retraso español y de las causas de éste se llevaron a cabo en diarios y semanarios generalistas. Se trataba, pues, no tanto de una disputa científica sino de un conflicto acerca de qué era la ciencia y cuál era su papel en la sociedad.

Tal como hemos apuntado en la entrega anterior, el Regeneracionismo fue una ocasión para que científicos e ingenieros decidieran participar activamente en la modernización del país y se implicaran en la vulgarización de sus actividades. De este modo promovían la difusión del conocimiento y sus aplicaciones, a la par que se presentaban como patriotas en la misión de reconstruir el país. De ahí que tanto Madrid Científico como Ibérica se convirtieron en intentos por legitimar las actividades de ingenieros y científicos como empresas patrióticas al servicio de la sociedad. Tal y como ya hemos visto, la vulgarización científica de ambas revistas se explayaba en la descripción de nueva maquinaria, infraestructuras y armamento, todas ellas presentadas como servidoras de la construcción nacional tras la derrota del ’98. Por citar un ejemplo explícito, durante la Gran Guerra, empresas españolas pudieron desarrollar tecnologías relacionadas con la aviación civil. En este contexto, un redactor de Ibérica sostenía en octubre de 1914 que

sabemos que la más alta encarnación de la Patria aspira, con voluntad decidida, a que deje España de ser tributaria del extranjero en estos productos, los más refinados, de la cultura moderna, los cuales, sobre ser testimonio fehaciente de adelanto del país que es capaz de producirlos, es de esperar sean base de desenvolvimientos de la sociedad, de los cuales aun la imaginación más viva es, acaso, incapaz de medir de antemano el alcance y las consecuencias”.

Más explícita fue la participación de ambas revistas de divulgación científica en los debates acerca de las reformas educativas del país. Mucho se ha hablado, desde la historia de la ciencia española, del importante papel que jugó la Institución Libre de Enseñanza en los intentos de democratizar y transformar la instrucción primaria, secundaria y universitaria. Pero, como se lee constantemente en Madrid Científico, los ingenieros también quisieron participar en esos debates.

En 1910, en la Sociètes Savantes, André Pelletan pronunció una conferencia que tituló “La formación de los ingenieros”. En ella, el ingeniero de minas francés repasó la historia reciente de la formación de los ingenieros franceses en el siglo XIX, aseverando la excesiva importancia que se le había dado a la abstracción cuando las escuelas de enseñanza técnica se convirtieron en superiores. Al llegar la noticia a Madrid Científico, uno de sus autores se lamentó de que un tema de capital importancia no interesara en la península. O, más bien, sintió que no interesara a quien debía interesar. Previamente, Vicente Machimbarrena -ingeniero de caminos y profesor en la Escuela Especial del cuerpo- había expuesto en un discurso las malas prácticas de la enseñanza en las escuelas especiales de ingenieros.

Pelletan y Machimbarrena hablaron de temas similares en contextos diferentes. Después de la Guerra hispano-estadounidense de 1898, las élites españolas entraron en un proceso que ellos mismos denominaron “de regeneración”. Aunque el objetivo fuera la regeneración, no existía un proyecto único para dicho fin. Aun así, el de la educación fue un tema central sobre el que los ingenieros españoles no callaron sus opiniones. La enseñanza fundamental -primaria y secundaria- solía traerse a colación en Madrid Científico, donde los autores denunciaban el abandono en el que el estado tenía al maestro. Criticaban su escasa remuneración, la cual, en muchas ocasiones, no llegaba para cubrir la carestía de la vida. El maestro se veía forzado a subsistir gracias a la caridad de los padres de los alumnos, y esto provocaba su desmotivación y convertía la profesión en un destino en absoluto atractivo. El atraso del pueblo español se achacaba superficialmente a un general espíritu vago y simplón, incapaz para la ciencia y superficial. Los ingenieros plasmaban estas narrativas en sus artículos, pero afirmaban que el problema educativo no era una incapacidad para aprender, sino una incapacidad para enseñar. Y esta incapacidad era para ellos más palpable en la enseñanza superior en universidades y escuelas especiales de ingenieros.

Sobre las primeras denunciaron los abusos cometidos por catedráticos de todas las disciplinas: el amparo en la libertad de cátedra (que los ingenieros defendieron a capa y espada) para no actualizar lo que se enseñaba; el poder para nombrar sucesores que convertía al que llamaban el estudiante más veterano (el catedrático) en dueño de una finca en la que reinaba; y la ineptitud a la hora de escribir libros de calidad ya que adolecían de una falta de estudios positivos. De las segundas, además, solían censurar la ausencia de una enseñanza práctica.

Los ingenieros hablaban de desprecio histórico por los estudios positivos. Uno de ellos diría en 1908, a propósito de El realismo en la enseñanza, que habían llevado a una pérdida del brío intelectual (a un “sueño metafísico” en el que se sumía a los alumnos, según Pelletan, y en el que no se permitía luchar por la vida, según el Reporter que le cita en Madrid Científico). Pero este desprecio, acusado en las universidades, también lo veían en sus propias escuelas especiales: la práctica escaseaba en la enseñanza del ingeniero. Afirmaron en varias ocasiones que un ingeniero industrial se graduaba sin tocar una máquina, que un futuro ingeniero de minas no entraba en ninguna explotación (minera, agrícola, ganadera, etc.) antes de graduarse, y que los obreros instruidos en las Escuelas de Artes y Oficios recibían más formación práctica que ningún otro profesional. La polémica en torno a la formación matemática en las escuelas especiales también era un tema recurrente: “¿cuántas matemáticas tiene que saber el ingeniero?; ¿acaso tantas como el doctor en matemáticas?”. De hecho, en 1910 reformaron el reglamento de los estudios en ingeniería de caminos, y Madrid Científico celebró que los estudios propedéuticos para acceder a la escuela se devolvieran a la escuela misma, “de dónde nunca tendrían que haberse ido”. En el siglo XIX se sucedieron varios proyectos para organizar una escuela politécnica, y el tiempo dedicado a unas u otras asignaturas fue motivo constante de polémica entre miembros de las Escuelas.

Otro ejemplo, quizás un poco más minoritario, pero no irrelevante, fue el uso de Ibérica como altavoz para la promoción de reformas educativas en el seno de la Compañía de Jesús. Sus editores, como el ya mencionado Ricardo Cirera o el químico Eduardo Vitoria, eran científicos con una larga trayectoria en la práctica de la geofísica y la bioquímica, respectivamente. Para ellos, las ciencias debían ser un elemento esencial de la educación moderna, y sus intentos de reformar los planes de estudios en sus escuelas y seminarios no siempre encontraban el eco esperado dentro de la orden. De ahí que podamos leer manifiestos que, bajo el disfraz de la eficacia en la misión evangelizadora, lo que realmente proponían era la incorporación de más estudios científicos entre la juventud. Así, encontramos al Padre Vitoria clamar por

una modificación en el plan de estudios de Ciencias naturales en los Seminarios. Por de pronto, dando a estas materias más importancia que hasta aquí (…). Hoy, como decíamos en otro articulo, ha tomado todo un rumbo marcadamente científico: la misma Agricultura, antes rutinaria, se ha ennoblecido: en la marcha de sus cultivos y en la realización de sus múltiples industrias, ha entrado por el sendero científico, y nadie duda que una de las Ciencias naturales que mas la auxilian, es la Química. Pues bien, el Sacerdote que salga del Seminario con suficiente formación científica, en particular química, podrá ser un buen consejero para sus feligreses en su parroquia, (…) Hemos de persuadirnos de que para muchas inteligencias atrofiadas, el gran argumento, el que mas les convence, es el que toca a su manutención y bienestar material: o hay que empezar, pues, por ahí, o, por lo menos, hay que aprovechar, para nuestro trabajo de apóstoles de Jesucristo, una palanca de tanta eficacia.

Este último ejemplo nos sirve para mencionar la tercera de las disputas típicas del periodo estudiado: la del supuesto conflicto entre ciencia y religión. Esta cita revela cómo la tensión entre educación científica y educación humanista, entre educación práctica y educación teórica, no era necesariamente paralela a la disputa entre educación religiosa y educación laica. El artículo del Padre Vitoria nos muestra sus esfuerzos por introducir más conocimientos científicos, en este caso de química, en la formación del sacerdote y en las escuelas llevadas por religiosos, no a pesar de ser religiosos sino precisamente como parte de su misión religiosa.

El manifiesto de supuesta neutralidad con el que Ibérica se presentó en sus inicios era su manera particular de participar en las discusiones acerca del conflicto entre la religión y la ciencia. Junto a disquisiciones filosóficas acerca de la compatibilidad entre la verdadera ciencia y la verdadera religión (la católica), la revista solía enaltecer el trabajo de católicos como Pasteur y sus polémicas con el anticlerical Berthelot, o el de los propios miembros de la Compañía. Ibérica también es un lugar interesante para explorar las posturas, muy diversas y generalmente bien informadas, acerca del evolucionismo y la singularidad humana que había entre los redactores de la revista.

Más interesante es ver cómo una revista secular como Madrid Científico participaba, o no, en la retórica del conflicto ciencia-religión. En general, las menciones a esta oposición están prácticamente ausentes en comparación a los otros temas que sí abordaron. Es difícil, como dijimos en las dos entradas anteriores, encontrar un campo de conocimiento que no tocaran los autores, y por eso sorprende que sea complicado encontrar reflexiones en torno a cuestiones de la relación entre fe y ciencia, tan comunes en la época en otro tipo de publicaciones. Puede haber varios motivos que expliquen esta ausencia: falta de interés, decisiones editoriales, o que fuera un tema “candente” que los autores preferían evitar por ser una publicación sin apoyos institucionales y dependiente de sus socios lectores.

La falta de interés es difícil de justificar: en estas revistas se publicaba sobre cualquier tema. Se perciben cambios en preferencias por campos de conocimiento, pero lo religioso está muy ausente en todos estos cambios. Es, por eso, relevante mencionar algunos de los pocos casos en los que publicaron artículos sobre religión ya que apenas se presentaba en clave de conflicto. En una sección titulada “palabras olvidadas”, el editor publica un artículo de Leopoldo Alas “Clarín”. En él, Clarín defiende que no se debe separar a la iglesia del estado, afirmando que

Es mejor injertar … Injertar en la España católica la España liberal, no consiste en falsificar la libertad, ni en corromper a los católicos por el soborno del presupuesto repartido. Tampoco se trata de una obra de seducción pérfida, de una propaganda inoportuna en terreno mal preparado; se trata de practicar de veras la tolerancia”. Lo científico no aparece mencionado en este artículo. Sí se menciona en un número diferente, en un artículo titulado El significado de ciencia, donde el autor asegura que “No hay antagonismo entre la poesía y la ciencia. No debe haberlo entre la religión y la ciencia. Hay muchos caminos para llegar a la verdad; el de la ciencia es uno de ellos”.

Otro ejemplo es el del ingeniero militar Carlos Mendizábal, quien en 1920 firma un artículo en el que busca poner la ciencia al servicio de la fe, y propone usar el cinematógrafo para averiguar si un supuesto milagro es, efectivamente, tal cosa. Al principio de su artículo indica a los lectores que

Los que, llevando recorrida la mayor parte de una vida consagrada a tareas científicas, vemos que lejos de haber hallado incompatibilidades entre ellas y la fe que recibimos en la infancia la han robustecido, a veces, impensadas relaciones de mutuo apoyo y auxilio entre creencias y conocimientos. No hay que sorprenderse de ello, ya que unas y otros, realmente, son manifestaciones de una misma verdad (…) emanación de la verdad absoluta, aún cuando nuestra mente la reciba por caminos diferentes: el de la revelación y el de la indagación”.

En años posteriores, los ingenieros de Madrid Científico alabaron la obra de Ibérica, indicando que “(…) esta solida publicación científica continúa llevando al cabo un intenso y patriótico esfuerzo cultural que se ha puesto ahora más de relieve con la aparición de un número extraordinario, dedicado a la actividad científica nacional”. Carlos Barutell, Ingeniero Militar, aplaudió años después la labor astronómica y sismológica del Observatorio del Ebro. De sus palabras destaca la afirmación de que puede ser un lugar desconocido porque “este establecimiento trabaja muy seria y silenciosamente, como la generalidad de los centros verdaderamente científicos”. Concluye una detallada descripción del Observatorio y sus labores con una cita de P. Puig (director del Observatorio) en la que este pide al cielo que permita continuar con la labor de investigación de la naturaleza porque su estudio “ha de contribuir en hacernos penetrar más y más en los arcanos de la divinidad ”.

En definitiva, cuando la religión y la ciencia se traen a colación en Madrid Científico, no era necesariamente para señalar un conflicto. Los ingenieros, cuando se referían a estos temas en Madrid Científico, huían de la retórica anticlerical del conflicto, típica de otras publicaciones del momento.

Sobre los autores: Jaume Navarro es Ikerbasque Research Professor en el grupo Praxis de la Facultad de Filosofía de la UPV/EHU y dirige el doctorado que Javier Sierra de la Torre está realizando sobre la divulgación científica en España a finales del XIX y principios del XX.

This publication was made possible through the support of a grant from Templeton Religion Trust, awarded via the International Research Network for the Study of Science and Belief in Society (INSBS). The opinions expressed in this publication are those of the author(s) and do not necessarily reflect the views of Templeton Religion Trust or the INSBS

El artículo Divulgación Científica e Ingenieros en la España del Regeneracionismo (III): Polémicas y conflictos se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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La estufa encefálica de los cetáceos

Jue, 2021/08/05 - 11:59
Marsopa común (Phocoena phocoena). Ilustración: María Lezana

Los cetáceos tienen encéfalos muy grandes, tanto en términos absolutos como relativos. Por eso, se les atribuyen capacidades cognitivas superiores a las de la mayoría de los mamíferos, dado que se asume que ambos rasgos -tamaño encefálico y capacidad cognitiva- están relacionados. Esa atribución tiene un origen curioso: el encéfalo humano. Dado que los seres humanos tenemos una cabeza de grandes proporciones y nos consideramos particularmente bien dotados cognitivamente, tendemos a pensar que la cabeza grande -el encéfalo grande, para hablar con propiedad- es condición necesaria y, quizás, suficiente para atribuir a un animal altas capacidades cognitivas.

Sin embargo, recientemente se ha publicado un estudio que pone en cuestión esa interpretación del gran tamaño encefálico de los cetáceos y lo atribuye a un factor que tiene muy poco que ver con la cognición. Según los autores de la investigación, ese gran tamaño se ha desarrollado en la evolución de los cetáceos porque es condición necesaria para que el calor que producen sus células sea suficiente para permitir que el encéfalo se mantenga a la temperatura óptima de funcionamiento incluso en las aguas gélidas que, a menudo, frecuentan. Hay que tener en cuenta que el agua tiene una gran conductividad térmica, por lo que los mamíferos tendemos a perder mucho calor cuando nos sumergimos. Además, el pelaje no es efectivo como aislamiento dentro del agua; por esa razón, los mamíferos acuáticos tienden a acumular una gruesa capa de grasa subcutánea.

Los autores de la investigación apoyan su tesis en tres observaciones. La primera es que en casi todas las neuronas de la corteza de los cetáceos hay una mayor presencia de la enzima UCP1 que en las de los artiodáctilos, un grupo de mamíferos muy próximos a los cetáceos. La UCP1 es una enzima con efectos termogénicos. Su función es convertir en calor la energía química procedente de los sustratos metabólicos; también recibe el nombre de termogenina y me ocupé de ella aquí, porque es característica de la grasa parda.

Así pues, dado que, a diferencia de los mamíferos artiodáctilos, casi todas las neuronas corticales presentan una densidad alta de UCP1, debe deducirse que la mayoría de esas neuronas funcionan como unidades termogénicas en caso de necesidad.

La segunda observación se refiere a la presencia de otras dos proteínas desacoplantes UCP4 y UCP5, en numerosas células gliales de los encéfalos de cetáceos. Lo cierto es que entre un 30 y un 70% de esas células pueden funcionar como unidades productoras de calor. La importancia de esas unidades queda refrendada por el hecho de que el encéfalo de los cetáceos tiene una alta proporción de células gliales.

Y la tercera y última observación es que, en comparación con la de los artiodáctilos, en la corteza cerebral de los cetáceos hay una densidad muy alta de botones noradrenérgicos. La noradrenalina es un mensajero -que puede actuar como hormona o como neurotransmisor- que participa en la cascada que da lugar a la activación de las UCPs; de hecho, en los mamíferos con grasa parda, el sistema nervioso simpático libera noradrenalina que se une a los receptores de la membrana de esos adipocitos. Por lo tanto, su presencia en altas densidades en el cerebro de los cetáceos refuerza la noción de que sus células ejercen funciones termogénicas.

Un detalle muy interesante del funcionamiento del encéfalo de estos animales es que cuando uno de los hemisferios entra en su característico sueño de ondas lentas, la temperatura de ese hemisferio desciende gradualmente.

El aumento del tamaño del encéfalo de los cetáceos se produjo 20 millones de años después de que los ancestros de los actuales cetáceos, los arqueocetos, ya hubiesen adquirido un modo de vida exclusivamente acuático. El encéfalo aumentó de tamaño, tanto absoluto como relativo hace aproximadamente 32 millones de años, en la transición de los arqueocetos a los neocetos (cetáceos modernos). Resulta muy sugerente que ese aumento se produjese en coincidencia con una reducción en la temperatura oceánica, así como con la desaparición del mar de Tethys, un mar de aguas poco profundas, cálidas y ricas en nutrientes. Según los autores de esta investigación, todo apunta a que el descenso de la temperatura del agua fue la presión selectiva que impulsó el aumento del tamaño encefálico de estos animales.

En ese sentido, deben considerarse tres factores clave. El primero es que, dada la alta conductancia térmica del agua y la pérdida de calor que eso impone a los homeotermos acuáticos, los cetáceos recién nacidos necesitan tener una masa de, al menos, 6 kg para evitar el riesgo de hipotermia, porque cuanto menor es un animal, mayor es, en proporción, su superficie corporal y, por lo tanto, su pérdida de calor. El segundo factor es que, tal y como es norma en los mamíferos euterios, para dar a luz neonatos grandes, también las madres han de serlo. Por lo tanto, la secuencia conduce a que los cetáceos, en general, tengan cuerpos de gran tamaño; y dado que, en proporción, los mamíferos grandes tienden a tener encéfalos más grandes en proporción, la consecuencia es que los encéfalos de estos animales son también de gran tamaño. Y el tercer factor es que el tamaño relativo del encéfalo de los cetáceos actuales está fuertemente correlacionado con el rango de temperatura de las aguas en las que viven. Como el encéfalo de los mamíferos produce su propio calor, los de los cetáceos se encuentran sometidos a una presión constante, los resultados de este estudio indican que el desarrollo de un sistema neurotermogénico en los encéfalos de los cetáceos que han experimentado un aumento de tamaño ha sido, seguramente, un rasgo imprescindible para superar las presiones térmicas ambientales a que han de hacer frente.

El hecho de que el tejido adiposo marrón de la grasa subcutánea de los cetáceos cuente con proteínas desacoplantes (en concreto, UCP1) indica tanto el cuerpo como el encéfalo de los cetáceos actuales han desarrollado mecanismos termogénicos a través de sistemas preexistentes propios de la fisiología básica de los endotermos.

Así pues, los autores de este estudio sostienen que el crecimiento del encéfalo cetáceo ha obedecido a la necesidad de contar con una fuente interna de calor que compense las grandes pérdidas que experimentan estos animales por tener un modo de vida exclusivamente acuático.

De ser correcta esta noción, vendría a reforzar la idea de que puede llegar a desarrollarse un encéfalo de gran tamaño por razones diferentes de la necesidad de altas capacidades cognitivas. Y este razonamiento bien podría aplicarse a otros mamíferos, como seres humanos y elefantes, por ejemplo, aunque en nuestro caso y en el de los proboscídeos, no haya sido la temperatura el factor que ha impulsado el aumento del tamaño encefálico.

Al leer estos argumentos, no obstante, siempre me asalta la misma duda: ¿A qué obedece la necesidad de identificar un factor, una presión selectiva, a la que atribuir este o aquel rasgo? Deberíamos aceptar que determinados rasgos surgen o se desarrollan en respuesta a más de un factor, ya actúen de forma simultánea, ya lo hagan secuencialmente. En el fondo parece buscarse una historia fácil de contar, sencilla, de relaciones causales lineales, pero la evolución es un proceso más complejo, sucio, en el que intervienen ahora unos factores y más adelante otros. Y todos ellos acaban dando lugar a lo que observamos en la actualidad.

Referencia:

Paul R Manger et al (2021): Amplification of potential thermogenetic mechanisms in cetacean brains compared to artiodactyl brains. Scientific Reports. 11, 5486.

Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

El artículo La estufa encefálica de los cetáceos se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Celebrando a John Venn con un juego de lógica

Mié, 2021/08/04 - 11:59

 

El matemático y lógico inglés John Venn (1834-1923) nació un 4 de agosto. Es fundamentalmente conocido por su famoso método de representación gráfica conocida como diagramas de Venn.

John Venn. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Profesor en la Universidad de Cambridge, publicó tres textos sobre lógica, su área de mayor interés: The Logic of Chance (1866), Symbolic Logic (1881) –en el que introdujo los diagramas de Venn– y The Principles of Empirical Logic (1889). En 1883, fue elegido miembro de la prestigiosa Royal Society.

El 4 de agosto de 2014, con motivo del 180 aniversario de su nacimiento, Google le dedicó un divertido Doodle interactivo con el que se puede jugar encontrando intersecciones entre diferentes conjuntos.

Una intersección obtenida a partir del Doodle dedicado a Venn. La intersección entre el conjunto de los mamíferos y el de los animales con alas es… ¡el conjunto de los murciélagos!

 

Vamos a usar precisamente diagramas de Venn para resolver el siguiente juego de lógica.

Los plinks,los plonks y los plunks son los miembros de tres sociedades científicas. Se sabe que todos los plinks son plonks y que algunos plunks son plinks. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es cierta?

1. Todos los plinks son plunks.

2. Algunos plonks son plunks.

3. Algunos plinks no son plunks.

Para solucionar este problema, recurrimos a un diagrama de Venn que representa los tres conjuntos –el de los plinks en azul, el de los plonks en rojo y el de los plunks en verde– en el que aparecen indicadas las distintas regiones del diagrama con las letras A, B, C, D y E.

Los conjuntos de plinks, plonks y plunks.

 

  • es el conjunto de los que son plonks que no son ni plinks ni plunks.

  • es el conjunto de los que son plunks que no son plonks (y, por lo tanto, tampoco plinks).

  • es el conjunto de los que son plinks que no son plunks.

  • es el conjunto de los que son plonks y plunks que no son plinks.

  • es el conjunto de los que son plinks, plonks y plunks a la vez.

Observar que el conjunto de los plinks es la unión de C y E, el conjunto de los plonks es la unión de A, C, D y E (es decir, la unión del conjunto de los plinks con A y D; recordar que todos los plinks son plonks) y el conjunto de los plunks es la unión de B, D y E. Alguna de las zonas A, B, C, D y E podría ser vacía (desconocemos este dato de momento) con lo que el diagrama de Venn podría cambiar su forma.

Se nos dice que “todos los plinks son plonks” –ya hemos usado esta información a la hora de dibujar el diagrama de Venn– y que “algunos plunks son plinks”, de donde se deduce que la región E no puede ser vacía.

Analicemos ahora las tres afirmaciones cuya veracidad o falsedad debemos decidir.

1. Todos los plinks son plunks.

Si la afirmación 1. fuera cierta, la región C sería vacía. Pero desconocemos lo que sucede con la región C, por lo que, de momento, no podemos concluir si esta afirmación es cierta o falsa.

2. Algunos plonks son plunks.

La declaración 2. dice que la unión de las regiones E y D no puede ser vacía. Ya sabemos que la región E es no vacía, por lo que esta afirmación es cierta.

3. Algunos plinks no son plunks.

La afirmación 3. implica que la región C es no vacía. Pero desconocemos lo que sucede en la región C, por lo que, de momento, no podemos concluir si esta afirmación es cierta o falsa.

Por tanto, con los datos que tenemos, la única afirmación que con toda seguridad es verdadera es la 2. Para que 1. fuera cierta, la zona no debería tener elementos. Y para que 3. fuera cierta, esta región debería ser no vacía. Así que una, y solo una, de las afirmaciones 1. y 3. es verdadera; pero no sabemos cuál es. Por cierto, con los datos proporcionados, desconocemos si las zonas A, B, C y D son o no vacías.

Referencia:

Euphony, Futility Closet, 27 octubre 2020

Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad

El artículo Celebrando a John Venn con un juego de lógica se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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Después del bronce (I)

Mar, 2021/08/03 - 11:59

Los mesopotámicos fueron los primeros en utilizar herramientas y armas de bronce, un grupo de aleaciones de cobre y estaño, algunas veces con presencia de plomo o zinc. Los antiguos artesanos sumerios tenían suficientes conocimientos de metalurgia como para combinar el cobre nativo de Mesopotamia con el estaño de las montañas de Turquía en forjas que podían alcanzar temperaturas suficientes para fundir los metales, verter el metal fundido en moldes y producir bronce, que era muy superior a las herramientas y armas de cobre, piedra, hueso, marfil o madera.

El disco celeste de Nebra es una de las representaciones más antiguas de la bóveda celeste y de fenómenos astronómicos. Está datado en el 1600 a.e.c. El disco es de bronce (actualmente con una pátina azul verdosa) con incrustaciones de oro. Se atribuye a la cultura de Únětice o de Aunjetitz (en alemán). Fue hallado en Nebra (Estado de Sajonia-Anhalt, Alemania) en 1999. Fuente: Wikimedia Commons

El cobre se trabajaba sin calentarlo desde hacía milenios en Mesopotamia. Los avances tecnológicos permitieron que alrededor del 6000 a.e.c.. el plomo y el cobre se pudiesen fundir y combinar. El avance de la economía mesopotámica, la acumulación de excedentes y la demanda de mejores herramientas y armas a lo largo de los siglos resultó en el descubrimiento de que una parte de estaño por cada siete partes de cobre producía un nueva aleación, el bronce. El desarrollo del bronce supuso una revolución económica y militar, ya que transformó completamente la eficiencia de las herramientas y las armas, la agricultura y la guerra.

En Egipto, mientras tanto, los avances en la metalurgia incluyeron el uso de crisoles de piedra para capaces de soportar las temperaturas generadas por un fuego alimentado por el aire soplado a través de juncos. Además del bronce, los metalúrgicos egipcios utilizaron cobre y aleaciones de cobre para una variedad de propósitos, entre ellos los materiales para fontanería. Tanto en Mesopotamia como en Egipto se desarrollaron diferentes tipos de fuelles y sistemas de tuberías para forzar la entrada de aire a la fragua y aumentar la temperatura del fuego.

Una vasija (ding) de la dinastía Shang. Fuente: Wikimedia Commons

A finales del segundo milenio a.e.c., la tecnología de la Edad del Bronce podía encontrarse en Irán, China, a lo largo del valle del río Indo, o en Europa central. Los artesanos del bronce de la dinastía Shang china (1600-1046 a.e.c.) produjeron objetos sorprendentemente bellos y sofisticados.

Ilustración de como habría sido Cnossos en función de los datos arqueológicos disponibles. Fuente: Wikimedia Commons

El Mediterráneo antiguo fue testigo de muchos ejemplos de sociedades y culturas de la Edad del Bronce. Uno de los más fascinantes y menos conocidos se centró en la isla de Creta durante el tercer y segundo milenio antes de Cristo. Arthur Evans, quien realizó las primeras excavaciones arqueológicas en Cnossos y otras ciudades de Creta, llamó a esta olvidada civilización minoica, en honor a Minos, el mítico rey de Creta e hijo de Zeus.

Doble hacha (labris) votiva de origen minoico. Su uso se asociaba al culto a la diosa madre y estaba reservado a las sacerdotisas. Fuente: Wikimedia Commons

La cultura minoica era sofisticada para su época, en parte consecuencia de la influencia de las civilizaciones de Oriente Próximo. Existía una estructura social definida que incluía una casa real, sacerdotes aristocráticos, artesanos de clase media, comerciantes, marineros y profesionales, como médicos y arquitectos, agricultores y esclavos. Los restos del palacio de Cnossos muestran una estructura intrincada y bien decorada con suficientes habitaciones y pasillos como para que parezca un laberinto a las generaciones posteriores.

Fresco que representa una processión de barcos encontrado en la Casa del Oeste en Akrotiri (Santorini). Fuente: Wikimedia Commons

Los minoicos eran una talasocracia, un imperio basado en el mar, en el comercio, y soportado por una flota de trirremes de madera que imponían la voluntad del rey Minos y sus sucesores en los estados circundantes. Adoraban a la diosa madre y el toro era sagrado. La escultura, el arte, la metalurgia y la cerámica estaban bien desarrolladas en Creta. El punto culminante de la civilización minoica fue el desarrollo de un sistema de escritura, conocido como Lineal A.

Texto en Lineal A escrito con tinta en el interior de una taza. Fuente: Wikimedia Commons

Los arqueólogos han descubierto una cultura similar en Santorini, una pequeña isla a unos 100 kilómetros al norte de Creta. Una erupción volcánica de grandes proporciones en el siglo XV a.e.c. destruyó parcialmente la isla, llamada Tera en la antigüedad, y puso fin a una hermosa cultura de sofisticada artesanía en piedra, metalurgia, edificios de varios pisos, comercio y arte. Los antiguos habitantes de Tera construyeron una ciudad (Akrotiri) que incluía casas con columnas decoradas con colores brillantes y hermosos murales de criaturas marinas y vida cotidiana. Las tuberías de plomo llevaban agua a algunas casas y formaban parte de un elaborado sistema de alcantarillado que incluía desagües debajo de losas de piedra que formaban caminos y callejones.

Difusuón metalúrgica durante la Edad del Bronce. Fuente: Wikimedia Commons

Sobre el autor: César Tomé López es divulgador científico y editor de Mapping Ignorance

El artículo Después del bronce (I) se ha escrito en Cuaderno de Cultura Científica.

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